Estimación de la pobreza por el método de ingreso 2019Principales Resultados para el Total del País Indigencia El total de hogares bajo la línea de indigencia (LI) se ubicó en 0,1%. El total de personas bajo la línea de indigencia se ubicó en 0,2%. Pobreza El total de hogares bajo la línea de pobreza (LP) se ubicó en 5,9%. El total de personas bajo la línea de pobreza se ubicó en 8,8%. Gráfico 1 - Incidencia de la Indigencia y de la Pobreza, Total País (%) Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares Estimación de la pobreza por el método de ingreso 2019 Para el año 2019 en el total del país, la proporción de hogares bajo la LI se estimó en 0,1 por ciento. Esto significa que, cada 1000 hogares, 1 no supera el ingreso necesario para cubrir las necesidades básicas alimentarias. La incidencia de la pobreza se estimó en 5,9 por ciento, implicando que cada 1.000 hogares 59 se encuentran por debajo de la LP. La estimación de la indigencia a nivel de personas para el total del país señala que, de cada 1000 personas, 2 no alcanzan el ingreso mínimo previsto para cubrir las necesidades alimentarias básicas. Por su parte, el valor que toma la proporción de personas pobres para el año 2019, implica que de cada 1000 personas, 88 de ellas no superan el ingreso mínimo para cubrir las necesidades básicas alimentarias y no alimentarias consideradas por esta metodología. La incidencia de la pobreza en hogares registra un incremento en 0,6 puntos porcentuales respecto al año 2018. La incidencia de la indigencia, por su parte, se mantiene en niveles similares a los del año anterior. Estimación de la pobreza por el método de ingreso 2019 Gráfico 2 - Incidencia de la Indigencia en hogares (%). Total País, según año Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares Gráfico 3 Incidencia de la Pobreza en hogares (%). Total País, según año Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares Respecto al año anterior, la estimación de la indigencia en personas para el total del país se incrementa en 0,1 puntos porcentuales, mientras que la estimación de la incidencia de la pobreza se ubica 0,7 puntos porcentuales por encima del valor registrado para 2018. Gráfico 4 - Incidencia de la Indigencia en personas (%). Total País, según año Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares Gráfico 5 - Incidencia de la Pobreza en personas (%). Total País, según año Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares Incidencia de la Indigencia y de la Pobreza según sexo del jefe de hogar Para el año 2019, la indigencia presenta igual valor en los hogares con jefatura femenina que en aquellos con jefatura masculina (0,1%). Sin embargo, la pobreza continúa afectando en mayor medida a los hogares con jefatura femenina, tanto en Montevideo como en el Interior del país. Gráfico 6 - Incidencia de la Pobreza en hogares por grandes áreas geográficas según sexo del jefe (%) - Año 2019 Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares Incidencia de la Pobreza según grupos de edades y ascendencia étnico racial La edad y la ascendencia étnico racial de las personas son variables relevantes para el análisis de la pobreza. Esta afecta en mayor medida a los más jóvenes; en particular, es en los menores de 6 años y en los niños de 6 a 12 años donde se registran los mayores niveles, independientemente de la región del país que se considere. En términos de la ascendencia étnico racial de las personas, es la población afrodescendiente la que continúa registrando mayores niveles de pobreza. En 2019, para el Total del país, la incidencia de la pobreza para las personas que declaran tener ascendencia afrodescendiente es superior a la estimación para quienes declaran tener ascendencia blanca en más de 11 puntos porcentuales. Gráfico 8 - Incidencia de la Pobreza en personas, según ascendencia declarada (%) Total País - Año 2019 Fuente: INE, Encuesta Continua de Hogares El período de referencia utilizado para la estimación de los ingresos en el presente informe corresponde al año calendario enero – diciembre 2019. Un hogar es considerado indigente o pobre extremo, si el ingreso corriente per cápita con valor locativo del hogar es inferior al valor de la Canasta Básica Alimentaria (LI). Las personas indigentes son los miembros de un hogar indigente. Un hogar es considerado pobre, si el ingreso corriente con valor locativo del hogar es menor al de la línea de pobreza determinada para ese hogar (la línea tiene en cuenta la canasta básica de alimentos, la no alimentaria y el número de integrantes del hogar). Las personas pobres son aquellas que pertenecen a un hogar pobre. Cuadro 6 - Valor de la Línea de Pobreza del hogar, según tamaño del mismo, por región
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Los clásicos y la estratificaciónLa herencia de Marx en la estratificación social: el desarrollo de un paradigma crítico del conflicto Podemos encontrar precedentes de las teorías funcionales y las del conflicto en las obras de Saint-Simon a principios del siglo XIX. Pero las ideas sobre el conflicto de clase y la explotación maduraron en Marx y se convirtieron en una compleja explicación crítica de la clase y la dominación de clase como fuerzas históricas en el desarrollo de las sociedades humanas. Marx hallaba el conflicto y la dominación de clase en la base de las sociedades humanas. El orden social existe porque existe una clase dominante que resulta favorecida por una fase específica del desarrollo económico. Con respecto a los supuestos valorativos de Marx, éste creía que la tarea de la ciencia social no era sólo entender la sociedad, sino también cambiarla. Así, anticipó la llegada de unas condiciones sociales más humanas y consideró que su tarea era comprender objetivamente las condiciones presentes y promover el cambio social. Comprender a Marx Marx empezó a construir su teoría de la sociedad a partir de una serie de conceptos muy básicos, que luego desarrolló para producir una teoría compleja que plasmó en numerosos volúmenes. Se han producido y se producen también en nuestros días muchos debates confusos en torno a lo que Marx dijo en verdad. Algunas de sus obras reflejan su papel de activista político: su motivación era suscitar la acción social. Este es el caso del “Manifiesto Comunista”, su prefacio a la “Crítica de la economía política” e, incluso, “El Capital”. Comprender la riqueza de la teoría marxiana es más difícil cuando se intenta captar la esencia de sus ideas a partir de estos escritos que responden a una motivación política. El acceso limitado que han tenido los teóricos sociales occidentales a las obras completas de Marx representa otro obstáculo para una comprensión plena. Es ahora cuando los científicos sociales están empezando a comprender la complejidad y riqueza de la teoría marxiana, rechazando las viejas interpretaciones “vulgares”. Fundamentos básicos de la teoría de Marx Marx creía que para comprender las sociedades humanas el teórico debía empezar por estudiar las condiciones materiales de la subsistencia humana, o economía de las necesidades primarias. La clave es el desarrollo o progreso histórico de estas condiciones materiales de producción. Tenemos así el concepto de materialismo histórico. El resto de los aspectos de las sociedades humanas son, en general, fenómenos secundarios. Pero este determinismo y materialismo histórico tan rígido lo encontramos sólo en las obras más políticas de Marx. En los Grundise, por ejemplo, hay menos rigidez y determinismo en la relación entre los aspectos materiales y los culturales e ideológicos de la sociedad. La base material y económica de la que depende la naturaleza de la sociedad humana es denominada por Marx infraestructura. Los diferentes modos de producción tienden a influir los demás aspectos de la vida de estas sociedades. Así, la infraestructura moldea la superestructura. En el modo de producción que conforma la infraestructura, Marx también distinguió entre los medios de producción y las relaciones de producción. Los medios de producción se refieren más directamente al tipo de tecnología utilizada para producir bienes. Por relaciones de producción Marx se refería a las relaciones humanas que se dan bajo determinados medios de producción. En el capitalismo estas relaciones incluyen: 1) las relaciones entre los trabajadores; 2) las relaciones de dominación-sumisión entre los trabajadores y las autoridades; y 3) la propiedad y distribución de los bienes valorados por la sociedad. Las relaciones de producción son así una parte de la infraestructura que puede influir en la superestructura. Sin embargo, para la teoría marxiana es tal vez más importante el modo en que las pautas de propiedad pueden moldear la superestructura: “las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época” (Marx y Engels, 1965). Marx quería decir que este grupo poderoso moldea y mantiene el sistema normativo o ideología dominante de una sociedad porque favorece sus intereses. También es importante el modo en que las relaciones de propiedad dan forma al sistema político. La superestructura no está totalmente determinada, sino sólo influida o moldeada por la infraestructura. Ésta también puede ser influida por aquélla. Pero Marx consideraba primordial la influencia a largo plazo de la infraestructura en la superestructura. La visión marxiana de las clases. Para Marx la clave para entender las sociedades humanas se encuentra en el modo de producción. La clase y el conflicto de clases se inician con la propiedad privada de los medios de producción. En las sociedades feudales las dos grandes clases son los señores y los siervos. En las sociedades capitalistas las dos grandes clases son la burguesía (propietarios de los medios de producción) y el proletariado. La raíz del conflicto de clases está en los diferentes intereses de las clases. En las sociedades de clases, una clase posee o controla los medios de producción y controla el excedente de bienes producido para satisfacer sus propias necesidades. Hay explotación de una clase por otra. Marx propuso una teoría del valor-trabajo para explicar la relación de explotación entre las clases en las sociedades capitalistas. Para Marx la naturaleza explotadora del capitalismo está en el hecho de que los capitalistas pagan a los trabajadores un salario por debajo del valor que los trabajadores producen en realidad. El resto es el plusvalor que se apropian los capitalistas para su propio beneficio. El mismo capital (fábricas, máquinas, etc.) es trabajo almacenado, acumulado procedente de trabajadores anteriores. Existe una clase dominante que posee los medios de producción y explota a otras clases. Esas otras clases creen que su interés es derrocar a la clase dominante y establecer un orden social más favorable a sus intereses. La burguesía derrocó a la clase dominante del feudalismo; en el capitalismo será el proletariado el que destituya a la clase dominante. Marx pensaba que con la victoria del proletariado la lucha de clases se acabaría, porque veía al proletariado como la clase final en la historia de la lucha de clases. Con la llegada de un Estado de los trabajadores en el comunismo avanzado, el conflicto se acabaría allí donde la sociedad humana había dado comienzo: en el “comunismo primitivo”. Max Weber: un paradigma alternativo del conflicto Weber desarrolló y elaboró dos conjuntos de ideas de gran influencia. En primer lugar, amplió la dimensión única de clase, o dimensión económica, para elaborar una visión multidimensional (clase, status y partido). En segundo lugar, estudió el desarrollo y crecimiento de las grandes instituciones burocráticas. Weber consideraba que el conflicto es la relación humana más importante en la configuración de la naturaleza de la sociedad. Pero a diferencia de Marx, Weber era un auténtico pesimista en lo que concierne al potencial de las sociedades para hacerse más justas y humanas. Weber fue consciente de las limitaciones de una visión estrictamente materialista-histórica de la sociedad. Pensaba que detrás del desarrollo del capitalismo existía un nuevo sistema de valores, y que además de la dimensión materialista o económica hay otras dimensiones de la estratificación social. Su obra es más que una mera alternativa al trabajo de Marx. Antes bien, en muchos casos es una ampliación de las ideas marxianas. Weber fue un defensor de la orientación libre de valores en el estudio de la sociedad. Con ello pretendía defender a la nueva disciplina de la sociología frente a los debates políticos entre izquierda y derecha. Los supuestos del paradigma de Weber. La imagen o modelo de sociedad que guió la visión de Weber de la estratificación social era la del conflicto. Pero creía que el conflicto entre los propietarios de los medios de producción y los trabajadores no era el único conflicto; en ocasiones, ni siquiera el más importante. Weber pensaba que las personas dominantes actuaban en términos de sus propios intereses ideales y materiales. Para Weber, la base de las relaciones conflictivas podía localizarse en muchos tipos diferentes de intereses (sociales, materiales, políticos, etc.). Pero al que más importancia le otorgaba era a la dominación y el conflicto político y organizativo. En cuanto a los supuestos valorativos, Weber es pesimista ante la posibilidad de una sociedad más justa e igualitaria. No veía el fin del conflicto y la dominación, sino sólo formas o bases cambiantes del conflicto. Weber veía la sociedad siempre dividida entre los que dominaban y los que eran dominados, y encontró una gran diversidad en los intereses que están tras el conflicto y la dominación. Además, reconoció que los medios de dominación debían distinguirse de los intereses u objetivos de esa dominación. Por último, Weber no atribuyó de manera explícita esa constante dominación a la naturaleza egoísta del hombre. Pero fuese cual fuese la causa, la creciente densidad y diversidad de la población requería organización y coordinación. Y el medio más eficaz para lograr esta organización era la administración burocrática. La visión multidimensional de la estratificación. Weber consideraba que la visión económica de la estratificación social ofrecida por Marx era excesivamente simplista por dos razones. Primera, Weber demostró que la dimensión de clase económica era demasiado simple. Además de la propiedad frente a la no propiedad de los medios de producción, era necesario considerar la más general relación con el mercado de una persona. Segunda, mantuvo que en la sociedad existían otras divisiones importantes, e hizo hincapié en el aspecto multidimensional de la estratificación social; más específicamente, en las dimensiones de la clase, el status, y el partido (o poder). Weber veía algo más que la propiedad detrás de las divisiones de clase. Aunque la propiedad era primordial, también está el importante aspecto de las oportunidades de ingresos. Por oportunidades de ingresos entendía Weber el nivel de cualificación que posee un trabajador. Y, dado el crecimiento de la tecnología en las sociedades industriales avanzadas, estamos ante una importante ampliación de la visión de Marx. Por tanto, en la visión de Weber hay, además de la dicotomía entre propietarios y no propietarios de los medios de producción, una dimensión de la estratificación de clase basada en el nivel de cualificación que es más continua. Para comprender las divisiones y desigualdades de las sociedades humanas Weber también recurrió al honor de status o prestigio. Se trata de una visión más subjetiva de la estratificación social. Las divisiones basadas en el honor de status se derivan de la capacidad de cada uno para cumplir con un conjunto de ideales o principios importantes para la sociedad o para un determinado grupo social. En esta dimensión del status también son importantes las restricciones que se imponen a las relaciones sociales. Restricciones a la interacción social íntima, el matrimonio y otras relaciones sociales dentro del grupo de status, que pueden llegar a convertir a éste en una auténtica “casta”. Por último está la dimensión de partido o poder. El aspecto más importante de esta dimensión es la organización, u “orden racional”. Nuestra posición con respecto a las formas organizadas de dominación o poder de la sociedad define nuestra posición en la dimensión de la estratificación. Esta dimensión adquirirá cada vez más importancia en las sociedades industriales avanzadas. Cada una de estas tres dimensiones conducen a ordenar a individuos o grupos en las sociedades humanas. En las primeras fases del capitalismo la dimensión de clase es más importante. En las sociedades de castas destaca la dimensión de status sobre las demás. En las sociedades modernas la dimensión de partido o poder adquiere cada vez más importancia. Weber pensaba que, por lo general, se producía un alto grado de solapamiento entre las tres dimensiones, y era durante los períodos de cambio social cuando estas tres dimensiones pueden diferenciarse más y cuando los conflictos por las ventajas se sitúan en primer plano. En lo que concierne al modelo más general de sociedad, Weber consideraba el conflicto y la dominación como factores más influyentes y perdurables que Marx. El auge de la dominación burocrática. Las ideas de Weber sobre la forma burocrática de organización y poder nos han ayudado enormemente a entender las sociedades industriales avanzadas. Aunque parece que todos queremos menos presencia de la burocracia en nuestras vidas, los muchos problemas que plantean las sociedades complejas requieren medios para ejercer una acción correctora; esto es, invariablemente, a una mayor burocracia. En el cambio de siglo Max Weber reconoció con claridad la extensión y el aumento de la influencia de las burocracias. Y también identificó los costes humanos de esta condición. Sin embargo, no anticipó solución alguna para esta situación. Weber escribió sobre los tres tipos ideales de autoridad legítima: la autoridad racional-legal; la autoridad tradicional; y la autoridad carismática. De las tres, Weber creía que la autoridad racional-legal era la más eficiente para las sociedades modernas, muy superior a cualquier otra forma de organización social. Weber señala como, una vez plenamente establecida, la burocracia figura entre las estructuras sociales más difíciles de destruir. Esto no significa que se vaya a utilizar siempre para alcanzar las mismas metas. La organización burocrática es un medio de dominación que puede servir a intereses distintos. Aquí reside la enorme importancia de la idea de la organización burocrática de Weber. Como la organización burocrática es una forma o medio de control, implica la existencia de un conflicto. Cuando un grupo llega a controlar o influir en la organización burocrática establecida, su poder aumenta enormemente. La obra de Weber ha tenido una importante influencia en el pensamiento moderno sobre la estratificación social. De sus ideas se han beneficiado los teóricos que se ocupan del poder económico y político en las sociedades industriales avanzadas. También los teóricos funcionalistas y los teóricos del conflicto han sacado provecho de sus teorías. Los teóricos funcionalistas han tendido a acentuar la dimensión de status de la idea multidimensional de Weber. Los teóricos del conflicto se han beneficiado de la crítica y la extensión que hizo Weber de las ideas de Marx. Por último, los teóricos que trabajan con el paradigma no crítico del conflicto han construido sus teorías en torno a la dimensión de la estratificación que Weber acentuó, es decir, el partido, el poder o la dominación de las organizaciones burocráticas centralizadas. Un esbozo de paradigma no crítico: la teoría funcional de Émile Durkheim El francés Saint-Simon hizo algunas de las primeras contribuciones a la teoría funcional a principios del siglo XIX. Pero fue Comte quien introdujo esta perspectiva en los círculos académicos, y Durkheim quien la llevó a su madurez. Durkheim veía la necesidad de reforzar el status quo en aras de la integración moral de la sociedad. Para Durkheim los problemas de su tiempo eran morales, no materiales, y la solución no consistía en crear una nueva moral, sino en corregirla o mejorarla parcialmente. Toda su obra contiene la recurrente idea de que el orden social sólo es posible si la naturaleza humana queda refrenada por una moral representada por la fuerza colectiva del sistema normativo dominante. Una clave para comprender su concepción de la estratificación social es su analogía orgánica. Desde esta perspectiva, la sociedad se asemeja a un organismo biológico. Esta analogía orgánica induce al teórico social a centrarse en el sistema social en su conjunto y en la interrelación de sus partes más que en las divisiones y los intereses opuestos entre los grupos de esa sociedad. Para Durkheim la moral era el factor más importante del sistema social para el mantenimiento del orden y la integración social. Al igual que Weber, Durkheim desconfiaba de la naturaleza humana. Abandonadas a su libre albedrío, las personas estarían en permanente conflicto. Con el fin de salvar a las personas del caos social era necesario un orden moral fuerte. Sin embargo, a diferencia de Weber, Durkheim era optimista sobre la capacidad de las nuevas instituciones sociales para continuar regulando el conflicto egoísta en nombre del bien común. La división del trabajo y la solidaridad orgánica. En la visión de Durkheim, el mantenimiento del orden social (es decir, de la integración moral) era relativamente simple en las pequeñas comunidades preindustriales. La proximidad de las relaciones interpersonales ayudaba a ello. Pero con el cambio hacia las grandes sociedades industriales, la integración moral se había hecho cada vez más problemática. Tal y como Durkheim veía el problema, las sociedades debían moverse desde la solidaridad mecánica (el orden social de las sociedades preindustriales) hasta la solidaridad orgánica en las sociedades industriales. Creía que esta solidaridad orgánica era posible mediante las organizaciones ocupacionales o gremios. Las sociedades industriales necesitaban una mayor diferenciación social. Durkheim apreció dos tipos de desigualdad a las que llamó desigualdad externa y desigualdad interna. Las desigualdades externas son las que imponen las circunstancias sociales al individuo (status adscritos), y predominaban en las sociedades preindustriales. En la sociedad industrial se necesitaba la desigualdad interna. Las desigualdades internas eran desigualdades basadas en el talento individual (status adquiridos). Para que el sistema industrial funcionara adecuadamente se debía permitir a las personas ocupar las posiciones más acordes con sus talentos. Lo que Durkheim anticipó era una “meritocracia” basada en la igualdad de oportunidades. Habría desigualdad, pero basada en el mérito. El dominio de la desigualdad interna sobre la externa podría mantener la solidaridad social. El lugar de las clases y del conflicto de clases en la perspectiva de Durkheim. Durkheim tenía una fuerte tendencia a concebir la “sociedad” como un todo, y esto le hizo pasar por alto las divisiones de clase. En un principio, Durkheim calificó la existencia de la clase y el conflicto de clase de no naturales. Esta situación se daba porque los grupos ocupacionales no cumplían adecuadamente la función de proporcionar orden moral y porque los intereses egoístas de individuos y grupos amenazaban a la sociedad. Para Durkheim el Estado es el “cerebro” (paralelismo biológico), el mecanismo coordinador del organismo social. La sociedad necesita la organización moral que proporciona el Estado en beneficio del bien de toda la sociedad. Por lo que concierne a las normas y valores dominantes de una sociedad, Durkheim pensaba que eran beneficiosas para los intereses de todos los que la formaban. En Uruguay hay 120 personas que tienen más de 30 millones de dólaresFuente: Revista Caras & Caretas del 10 de enero de 2014. El viernes se dio a conocer un informe que indica que en Uruguay, son 120 las personas que tienen en su haber más de 30 millones de dólares, lo que las posicionaría en la categoría de “ultra ricos”. Entre los 120, se calcula una fortuna de 17.000 millones. La revista Caras & Caretas publicó en su edición del viernes un artículo en el que se divulgan los datos aportados por el informe World Ultra Wealth Report 2013 (Reporte Mundial de los Ultra Ricos de 2013), un estudio financiado por el banco suizo UBS. El informe, establece que en Uruguay hay 120 personas que entrarían en la categoría de “ultra ricos”, al contar con un patrimonio que supera los 30 millones de dólares. Además, se indica que la riqueza total acumulada de estas personas, alcanza los 17.000 millones, una suma que según informa Subrayado, equivale al PBI per cápita de 1,3 millones de uruguayos. Descenso de “ultra ricos” en América Latina El informe de World Ultra Wealth Report 2013, también comunica que en toda América Latina hay unas 14.750 personas que superan la barrera de los 30 millones de dólares, lo que significa una cifra 600 casos menor, a los números que el mismo informe mostró en el año anterior. Entre todos ellos, la fortuna total alcanzaría los 2.1 billones de dólares. La publicación semanal también recuerda las declaraciones que el empresario Francisco “Paco” Casal le hizo al periodista Mario Bardanca, y que pueden ser leídas en el libro “Yo, Paco”. En esa ocasión, Casal se había catalogado como la persona más rica del país, por lejos: “El uruguayo más rico (después de mi) debe ser el ‘Coco’ Zeinal, y para alcanzarme le deben faltar 150 o 200 millones”. Por último, se hacen una serie de comparaciones referidas a la cantidad de dinero que significan esos 17.000 millones de dólares en un país como Uruguay. Según la publicación, la Universidad tuvo un presupuesto anual de 362 millones, lo que equivaldría a 46 años de financiación, como también se podrían construir 420 estadios polifuncionales como el Antel Arena. En 2012, los “ultra ricos” del Uruguay eran 115, cinco menos que el año que acaba de terminar. Los 120 más ricos del Uruguay 1. Máximo y Alberto Fernández. Propietarios de Fripur, pesca e industrialización de pescado, tienen filiales en Europa, Rusia y África. Desarrollan una amplia gama de negocios, proyectos inmobiliarios y son grandes productores rurales. 2. Juan Luis Bouza. Ex propietario de Pagnifique, dueño de Bodegas Bouza. 3. Alberto Taranto. Empresario de la construcción, es dueño de Stiler. 4. Orlando Dovat. Creador y principal accionista de Zonamerica. Ha desarrollado emprendimientos de zonas francas en otros países de América. 5. Edgar Novick. Es representante de Nike para la región, propietario de las tiendas deportivas La Cancha. Es uno de los socios, inversionista y director de Nuevocentro Shopping. Padre de Marcel y Edgar Novick, jugadores de Peñarol, fue candidato a presidir la institución aurinegra, pero retiró su candidatura. 6. Walter Zeinal. Es accionista minoritario del Hotel Conrad, fuerte empresario en diversos rubros –hotelería, casas de cambio, reciclaje de plásticos, también tiene empresas en Miami y Colombia–. Se recuerda que Francisco Casal declaró hace unos años que tenía más plata que el Coco Zeinal. 7. Juan Carlos López Mena. Es argentino, aunque su actividad comercial se desarrolló en ambas márgenes del Río de la Plata y vive en Punta del Este. Dueño de Buquebus y la empresa aérea BQB, es propietario de la industrializadora de leche Talar y de un tambo modelo en Maldonado. Buquebus es además la más grande agencia turística de la región. 8. Isaac Mejlovitz. Es el principal accionista de Macromercado, aunque él se califica como “almacenero”. Ha incursionado en la producción cultural explotando la sala teatral del Notariado. 9. Laetitia D’Arenberg. Productora agropecuaria e importante cabañera. Es propietaria del Tambo Lapataia y, al igual que el anterior, ha promovido eventos culturales. 10. Fabián Vejo Mailhos. Propietario de la empresa de transporte Agencia Central. Es productor agropecuario y, en el área de las comunicaciones, fue accionista de Teledoce. 11. Patricia Damiani. Productora agropecuaria, es dirigente de la sociedad de productores que agrupa a quienes se dedican al engorde intensivo de ganado. 12. Jorge de Feo. Productor agropecuario, especialmente en lechería. Es accionista en medios de comunicación y principal accionista en Canal 10. 13. Eduardo Álvarez. Es el principal de Ramón Álvarez SA, empresa constructora especializada en la construcción vial. Es representante de Hering en Uruguay y tiene importantes comercios en los shoppings. Posee una empresa constructora en Brasil. 14. Luis Eduardo Cardozo. Principal accionista de Supermercados Disco, Devoto y Géant. Es accionista principal de Teledoce y Búsqueda. 15. Hugo Romay. Principal de varios medios de comunicación audiovisual, particularmente de Montecarlo TV Canal 4. 16. Carlos Alberto Lecueder. Principal de la empresa que administra los Shopping Tres Cruces, Nuevocentro, Montevideo Shopping, Costa Urbana y Portones. 17. Nelson y Waldemar Álvarez. Hermanos dedicados a los servicios financieros, propietarios de Cambio Gales. 18. Robin Henderson. Supermercadismo, propietario de Tienda Inglesa. 19. Edinson Cavani. Futbolista que milita actualmente en el Paris Saint Germain. Es uno de los jugadores más cotizados de la liga francesa y jugó hasta el año pasado en el Napoli. 20. Marcelo Zalayeta. Jugó en varios equipos europeos durante trece años y fue titular en la Juventus. 21. Marcos Guigou. Es productor sojero y tiene una fuerte actividad en la exportación de soja en la empresa Agronegocios del Plata. 22. Enrique Manhard. Dedicado a la actividad comercial, es propietario de Parisien, La Casa de la Telas, Indian Outlet y medierías Si Si. Tiene fuertes inversiones inmobiliarias y en hotelería, en establecimientos de shopping center y en obras de arte. 23. Jorge y Daniel Araja. Lo mismo que el anterior, sus rubros son el comercio y la importación. Son dueños de Grandes Tiendas Montevideo. 24. Francisco Casal. Contratista de jugadores de fútbol, hoy convertido en gran empresario de las telecomunicaciones. 25. Juan Otegui. Productor rural, es la cabeza más visible de la poderosa familia Otegui. Su familia es dueña del 10% de la empresa UPM, productora de celulosa, son barraqueros de lana, productores agropecuarios y tienen grandes extensiones de tierra en Paraguay. 26. Ricardo Weiss. Copropietario de la empresa constructora Atijas-Weiss, actúa en el rubro de la construcción y venta de emprendimientos inmobiliarios. 27. Jorge Jourdan. Alto funcionario del banco Santander. Es productor agropecuario y tiene empresa de transporte de carga. 28. Leonardo Rosemblum. Propietario de Motociclo, venta de electrodomésticos y servicios financieros. 29. Vito Atijas. Opera principalmente en el rubro de la construcción y es el principal de Atijas-Weiss. Tiene fuerte inversiones en el sector hotelero. 30. Heber González. Propietario de la empresa Collier en la construcción vial y el movimiento de tierras, es concesionario de rutas nacionales. Productor agropecuario en ganado y soja, tiene además empresa de servicios agropecuarios. 31. Luis Suárez. Estrella del Liverpool en la Premier Liga, su pase ha sido cotizado en 70 millones de dólares y su sueldo se estima en más de un millón de dólares por mes. 32. Álvaro Recoba. En su largo pasaje por el Internacional de Milán fue el jugador mejor pagado de la liga italiana. En Uruguay ha hecho importantes inversiones inmobiliarias. 33. Wenceslao Echeverrito. Es un fuerte productor agropecuario. 34. Mario Macri. Fue el principal socio y desarrollador del shopping de Paysandú y es dueño de Macri calzados. 35. Mario Bonanata. Dueño de Grupocine con salas en Montevideo y Rivera, y propietario de la casa de cambios Investa. 36. Alfredo y Jorge Lempert. Representantes de los automóviles Hiunday y fabricante de Geely, recientemente han comprado Bor SA a Laetitia D’Arenberg, incorporando así la representación de la marca Mitsubishi y líneas de autos y camiones chinos. 37. Paolo Montero. Una de las más largas estadías en el fútbol europeo en la Juventus, en una de las ligas mejor pagas de mundo. Hasta hace poco se desempeñaba como empresario de jugadores, actividad que parece haber abandonado. 38. Juan Pedro Damiani. Financista, corredor de bolsa, presidente de Peñarol, desarrolla su actividad en Uruguay y Argentina y mantiene estrecha relación con la actividad económica del Reino de Marruecos y de Panamá. 39. Ignacio Rospide. Propietario de Cambio Sir y de la empresa Rospide Corredores de Bolsa, es productor agropecuario en el departamento de Cerro Largo. 40. Vladimir Kaitassoff. Empresario del rubro automotor en la venta de autos nuevos y usados. 41. Daniel Renner. Empresario en el rubro de la construcción y en la producción de insumos para la industria, también tiene intereses en el área inmobiliaria. 42. Carlos Burstyn. Propietario de Autolíder, es representante de la marca Mercedes-Benz en la venta de camiones, buses, autos y camionetas. Empresario de la industria química, especialmente en el rubro caucho, tiene empresas en Brasil y México. 43. Enrique Mitelman. Accionista de Deceleste y Alfombras Metropolitana, tiene fuertes inversiones agropecuarias en el sector de la fruticultura y en las relaciones comerciales con Israel. 44. Pedro Nicolás Baridón. Ex dueño de Movicom, fue propietario de Ducsa, representante de compañías petroleras multinacionales y ex accionista de Búsqueda y Teledoce. 45. Ruben Azar. Propietario de Grupo Ras, la empresa de logística internacional más importante del país, con representaciones y filiales en muchos países del mundo. 46. Martín Guerra. Creador y ex propietario de Pronto, empresa de servicios financieros. 47. Walter Devoto. Cabeza visible de la familia Devoto, que vendió al Grupo Disco la cadena de sus supermercados. Ha sido presidente de Wanderers FC. 48. Jorge Recalt. Creador de OCA y ex propietario de esta. Fue presidente del Club Nacional. 49. Eduardo Campiglia. Empresario de la construcción y desarrollador inmobiliario, principal accionista de Campiglia-Pilay. 50. Ignacio de Posadas. Abogado, ex ministro de Economía, profesor universitario, principal accionista del estudio Posadas, Posadas y Vecino, productor agropecuario. 51. Luis Saps. Propietario de Vía Confort, productor agropecuario. 52. Michele Cohen. Empresario de la vestimenta, creador de Lolita, ha desarrollado una franquicia con representación en más de una docena de países. 53. Jorge Stighetti. Director de la Banca de Quinielas y de Abitab, propietario de Cambio La Favorita. 54. Elbio y Ramón Strauch. Propietarios de Conatel. 55. Jorge y Ramón Erro. Representantes de Monsanto, semillas transgénicas, y principales exportadores sojeros. 56. Luis y Hugo Fernández Echeverría. Productores agropecuarios, propietarios del Frigorífico Modelo. 57. Santiago y Víctor Mesa. Propietarios de Neutral Free Shops y de Cambio Uruguay, fueron accionistas de Pluna. 58. Daniel Scheck. Cabeza de la familia Sheck, accionistas del diario El País y del Gallito Luis. 59. Juan Sartori. CEO de Union Agricole Group, empresa dedicada a la administración de inversiones en el sector rural e inmobiliario. 60. Horacio Vilaró. Gerente general del Banco Itaú. 61. Carlos Schneck. Propietario del frigorífico Carlos Schneck. 62. Pier Mario Ortolani. Productor agropecuario, financista, desarrollador inmobiliario. 63. Carlos Crosta y Marcelo Pereyra. Creadores y ex propietarios de Creditel. 64. Walter y Marcel Branáa. Propietarios de la ex curtiembre Branáa, hoy Zenda, que produce tapizados de cuero para autos de alta gama. 65. Ernesto Kimmelman. Arquitecto, constructor, desarrollador inmobiliario, cara visible de los edificios del World Trade Center. 66. Juan Alberto Echeverrito. Contador, desarrollador inmobiliario en Punta del Este. 67. Roberto Gervitz. Director y propietario de Divino. 68. Diego Forlán. Desarrolló su actividad deportiva en Argentina, Inglaterra, España y actualmente juega en Brasil. Ha sido protagonista de varios costosos pases. 69. Walter Carlos Romay. Abogado, empresario en medios audiovisuales, productor rural. 70. Eddie Espert. Presidente del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas, productor rural, propietario de Haras Gavroche para la producción de caballos de carrera. 71. Enzo Francescoli. Futbolista de larga trayectoria en Argentina, Italia y Francia, socio de Casal en Tenfield, Global TV y en el canal VTV en Uruguay, quien recibiera recientemente una concesión para un canal de televisión digital. 72. Wilson Sanabria. Productor agropecuario y propietario del Cambio Nelson. 73. Juan Mailhos. Principal de la familia Mailhos, propietarios de La Republicana, representante de la marca Subaru, productores agropecuarios. 74. Carlos Gutiérrez. Empresario vendedor de electrodomésticos y proveedor de servicios financieros al consumo. 75. Alberto Levitin. Comerciante, desarrollador inmobiliario. 76. Sucesores de Roberto Vivo. Productores agropecuarios que han realizado inversiones en medios de comunicación y tienen inversiones en supermercadismo. 77. Brandon Kaufman. CEO de Teyma, empresa constructora en ingeniería vial. 78. Bernardo Leis. Propietario de Red Pagos y de cambio Matrix. 79. Romualdo Gar. Propietario de Cousa, empresa dedicada a la elaboración de aceites comestibles. 80. Nicolás Jodal. Empresario de la industria del software, desarrollador de Genexus. 81. Alberto González. Actual CEO y propietario del Frigorífico Las Piedras. 82. Roberto Palermo. Presidente de Abitab y de la Banca de Quinielas. 83. Carlos Pombo. Junto con sus hermanos es accionista de Disco, Devoto y Géant, y participa actualmente en medios de comunicación. 84. Hugo Manini Ríos. Productor arrocero. 85. Enrique Misa. Frigorífico Carrasco y productor rural. 86. Eduardo y Pablo Mattiauda. Productores rurales en Paysandú. 89. Alberto Gramón. Productor rural de Young. 90. Raúl y Mario Ibarboure. Productores rurales en Florida. 91. Roberto Berch. Productor rural en Artigas. 92. Alberto Stolova. Productor rural en Artigas. 93. Juan y Marta Montaner. Productores rurales en Tacuarembó. 94. Abayubá Valdez. Productor rural en Tacuarembó. 95. Carlos Pagés. Financista, productor rural en zona de Colonia. 96. Daniel Bascou. Productor rural en Salto. 97. Eddie Charbonier. Productor rural en Salto. 98. Familia Iriarte. Productores rurales en Artigas. 99. Carlos Parietti. Productor rural en Artigas y Salto. 100. Walter Olivera. Empresario en el rubro automotor y productor rural en Salto. 101. Jaime Araújo. Empresario del sector turismo. 102. Ruben Echeverría. Productor rural y dirigente gremial. 103. Gerardo Zambrano. Productor y rematador rural. 104. Horacio Artagaveytia y Teo Campomar Brunet. Productores rurales, empresarios en salas cinematográficas, desarrollaron emprendimientos relacionados con los cuidados intensivos en varios países de América. 105. Luis Bonino. Productor rural en Rocha. 106. Marta e Isabel Arrarte. Productoras rurales en Cerro Largo. 107. Plácido Martins. Productor rural en Cerro Largo. 108. Alfonzo Hnos. (productor rural en Durazno). 109. Alberto Albisu. Productor rural en Flores. 110. Aemen Chamián. Productor rural y empresario en el área de las curtiembres. 111. Diego Ortiz. Productor rural en Treinta y Tres y Durazno, propietario de barraca de cueros. 112. Tito Dolz. Productor rural en Artigas, Tacuarembó y Rivera. 113. Juan Valerio. Productor rural y comerciante en los rubros maderas y metalurgia. 114. Fernández Montecerin Hnos. Productores rurales y empresarios hoteleros. 115. Enrique Silverstein. Productor rural en Rocha. 116. Juan P. Zeballos. Productor rural en Rocha. 117. Fernández Linares Hnos. Productores rurales en Cerro Largo y Treinta y Tres. 118. Sucesores de Roberto Vivo Roiseco. Productores rurales y accionistas en medios de comunicación. 119. Daniel Gutiérrez. Ex futbolista, socio de Paco Casal y Francescoli en Tenfield y en sus emprendimientos en el área de las comunicaciones audiovisuales. 120. Néstor Gómez Algorta. Dueño de la industria química Efise y productor agropecuario. 121. Cristina Oribe de Calcagno e hijos. Ex dueños de Fanapel –vendieron más del 50 por ciento del paquete accionario–. Tienen proyectos inmobiliarios en la zona de Parque Miramar. 122. Luis Macció. Comerciante en el sector de los fertilizantes y las semillas. 123. Ceci Costa. Socio de Enrique Misa en el Frigorífico Carrasco. Es propietario de establecimientos rurales y otros emprendimientos frigoríficos. Es concesionario municipal, copropietario del restaurante Rara Avis. Divisiones de claseLa clase es un agrupamiento de individuos con posiciones similares y con semejantes intereses políticos y económicos dentro del sistema de estratificación. Las divisiones de clase se basan en tres criterios principales: (1) la posición de la persona en la estructura ocupacional, (2) la posición en las estructuras de autoridad (de cuántas personas recibe órdenes y a cuántas les da) y (3) la posesión de propiedades que den beneficios (la estructura de la propiedad). Estos tres criterios tienden a entrelazarse produciendo divisiones de clase más o menos diferenciadas: — Clase alta: familias que poseen grandes propiedades y autoridad derivada de sus propiedades. — Clase corporativa: personas con una gran autoridad y poder en las grandes corporaciones o en el Estado, aunque no sean propietarios de estas corporaciones (altos ejecutivos). Los últimos indicios señalan que esta clase está aumentando mientras la alta se reduce. — Clase media: aquellos con pocas propiedades, pero posiciones medias y altas en lo que se refiere a ocupación. Se subdivide en clase media alta (médicos, abogados, directivos de empresas menores) y clase media baja (oficinistas, dependientes). — Clase trabajadora: personas con poca o ninguna propiedad, con posiciones medias o bajas en la ocupación y poca o ninguna autoridad. — Clase baja: individuos sin propiedad, a menudo en paro y sin autoridad (los pobres). El término status debe analizarse en conjunción con el concepto de clase. Es una categoría basada en el prestigio y en el logro ocupacional. Un sistema de clases se distingue de otros sistemas de estratificación debido a la mayor posibilidad de logro o de cambios en la ubicación de clase. Lo que existe en realidad es una mezcla de adscripción y logro. La movilidad social es el movimiento individual o de grupo en el sistema de clases. Este movimiento puede ser ascendente o descendente. Fuente: Kerbo, Harold R. Estratificación social y desigualdad: el conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global. McGraw-Hill, 2003. El investigador social británico D.V. Glass distingue, por ejemplo, siete categorías socio-profesionales: 1. Profesionales y altos administrativos: médico, miembro del consejo de vigilancia, etcétera. 2. Directivos y ejecutivos: gerente, campesino independiente, etc. 3. Inspectores, supervisores y otros grados superiores no manuales: maestro de escuela, reportero, viajante comercial, etc. 4. Inspectores, supervisores y otros grados medios no manuales: agente do seguros, dueño do un kiosco de periódicos, etc. 5. Obrero manual cualificado y grados inferiores de empleados no manuales: policía, carpintero, instalador, etcétera. 6. Obreros manuales semicualificados: conductor do camión, etc. 7. Obrero manual no cualificado: barrendero, estibadores del muelle, etc. Divisiones en función de la clase social 1. La clase alta 2. La clase media 3, La clase obrera 4. La infraclase La clase alta La clase alta en la sociedad británica consta de un número relativamente pequeño de individuos y familias que poseen considerables propiedades; estadísticamente, sería indicativo considerar que son el 1% de los poseedores de riqueza. Dentro de la clase alta, tiende a haber divisiones en cuanto a la posición bastante claras, es decir, entre "viejos" y "nuevos" ricos. Las familias cuyas propiedades han pasado de generación en generación menosprecian con frecuencia a quienes se han enriquecido con su propio esfuerzo. Aunque pueden mezclarse en ciertos contextos, quienes proceden de orígenes más humildes a menudo se ven excluidos de los círculos en los que se mueven los ricos de siempre. La propiedad, como subrayan Marx y Weber, otorga poder y los miembros de la clase alta están desproporcionadamente representados en los más altos niveles del poder. Su influencia arranca, por una parte, del control directo del capital industrial y financiero y, por otra, de su acceso a las posiciones más importantes en las esferas política, educativa y cultural. John Scott ha descrito los tres sectores de la clase alta en el siglo XIX: grandes terratenientes, empresarios financieros e industriales (Scott, 1991). Los primeros se consideraban a sí mismos aristócratas pero, a lo largo del siglo, extendieron gradualmente este reconocimiento a los grupos financieros más prósperos. A los industriales, muchas de cuyas empresas se localizaban en el norte, se les mantuvo, y hasta cierto punto se mantuvieron ellos mismos, a cierta distancia. A medida que avanzaba el siglo y crecía su riqueza, fueron cada vez más aceptados por los otros dos sectores. A finales de siglo, los industriales habían adquirido intereses en la tierra y en los bancos y compañías de seguros, en tanto que los propietarios de tierras completaban su renta con los ingresos de sus cargos de directores en las empresas industriales. Scott señala que la fusión de los distintos grupos en el seno de la clase alta ha proseguido a lo largo del siglo XX, aunque continúen algunos conflictos y persistan las divisiones. Por ejemplo, los dirigentes financieros de la City londinense se encuentran a menudo reñidos con los directores de las grandes corporaciones de negocios; las políticas que benefician a un grupo no siempre favorecen al otro. Hoy en día, los terratenientes han dejado de ser casi por completo un grupo diferenciado dentro de la clase alta. Mucha de sus fincas han sido nacionalizadas y los únicos que pueden permitirse dirigir las que quedan al modo tradicional son aquéllos que han hecho dinero por otros medios. La clase media La expresión clase media designa a personas que tienen ocupaciones muy diferentes. Según algunos observadores, la mayoría de la población en Gran Bretaña pertenece a esta clase hoy en día, porque la proporción de trabajos de cuello blanco ha aumentado considerablemente en relación a los de cuello azul. Hay tres sectores bastante distintos dentro de la clase media. La vieja clase media se compone de trabajadores por cuenta propia que son propietarios de pequeños negocios, comercios locales y pequeñas explotaciones agrícolas. La proporción de personas que trabaja por cuenta propia ha disminuido continuamente durante casi todo el siglo, aunque en los últimos quince años se ha dado la vuelta a esta tendencia. En 1981, el 6.7% de la población activa trabajaba por cuenta propia. En 1991 esta cifra había llegado al 10%. Se realizó un estudio para determinar qué hacían en 1991 los que en 1981 trabajaban de este modo. No todos estaban aún en el mercado de trabajo, pero de los que quedaban sólo dos tercios seguían funcionando por cuenta propia (Fielding, 1995), e incluso algunos de éstos habían tenido diversos negocios. Los pequeños negocios son mucho más inestables que los grandes y la mayoría desaparecen a los dos años de su apertura. Sólo el 20% de los que se establecen en el Reino Unido un año cualquiera sigue funcionando cinco años más tarde. Las tiendas y empresas pequeñas son, con frecuencia, incapaces de competir eficazmente con las grandes compañías, los supermercados y las cadenas de restaurantes. Si la vieja clase media no ha disminuido tanto como algunos pensaron que ocurriría (incluyendo a Marx) es porque hay una gran reserva de personas que quieren intentar abrir un negocio propio. Por consiguiente, la mayoría de los que cierran son reemplazados por otros. Los pequeños empresarios suelen tener unas actitudes sociales y políticas bastante características. En algunos países, como es el caso de Francia, muchos han apoyado siempre a los partidos de extrema derecha. La clase media alta se compone principalmente de quienes ocupan puestos directivos o profesionales. Esta categoría incluye a un gran número de individuos y familias y resulta arriesgado hacer generalizaciones sobre sus actitudes y puntos de vista. La mayoría ha tenido algún tipo de educación superior y la proporción de los que mantienen posturas progresistas en cuestiones políticas y sociales, en especial entre los grupos profesionales, es bastante alta. John Goldthorpe, sociólogo y profesor de la Universidad de Oxford, prefiere hablar, más que de "clase media alta", de una "clase de servicios" (service class), expresión que se refiere a los que ocupan puestos de carácter profesional o técnico y a los directivos, y que da nombre a una categoría que, como veremos más adelante, está expandiéndose en las sociedades contemporáneas. La expresión puede inducir a error. Goldthorpe no se refiere a los trabajadores del sector de servicios, sino que tiene en mente a aquellos que "sirven", es decir, que atienden las necesidades de los empresarios, mediante un aparato administrativo que sirve para dirigir las empresas u organizaciones. Aportan unos conocimientos especializados y una experiencia de gestión, a cambio de disfrutar de privilegios como son los altos salarios, la seguridad en el trabajo y otras prestaciones complementarias. Sin embargo, en las últimas dos décadas, a medida que las empresas se han ido librando de trabajadores, intentando reducir su tamaño para ser más competitivas, las condiciones económicas de esta clase se han hecho más inestables y algunos grupos han decidido trabajar por cuenta propia. La clase media baja es una categoría heterogénea en la que entran oficinistas, representantes, maestros, enfermeros y otros. Por lo general, pese a la coincidencia en algunas de sus condiciones de trabajo, la mayoría de los miembros de esta clase suele tener actitudes sociales y políticas diferentes, de las de la mayoría de los trabajadores manuales. El carácter diverso del conjunto de la clase media lo captan, hasta cierto punto, conceptos como los sugeridos por Wright y Parkin. Las personas de esta clase se encuentran en situaciones "contradictorias" de "cierre dual", en el sentido de que están atrapadas entre presiones e influencias contrapuestas. Muchas personas de clase media baja, por ejemplo, se identifican con los mismos valores que las de posiciones mejor remuneradas, aunque, quizá vivan con una renta menor que la de los trabajadores manuales mejor pagados. La clase obrera La clase obrera abarca a quienes tienen oficios manuales, de cuello azul. A igual que en la clase media, tiende a haber divisiones acusadas dentro del conjunto de la clase obrera. Una causa importante de tales separaciones es el grado de cualificación. La clase obrera alta, compuesta por los trabajadores cualificados, ha sido vista con frecuencia como una "aristocracia laboral", ya que sus miembros tienen rentas, condiciones de trabajo y una seguridad en el empleo superiores a las de los puestos de cuello azul. Aunque algunas cualificaciones se han visto socavadas por la evolución tecnológica y esto ha debilitado la posición de los trabajadores en determinadas ocupaciones -como entre los impresores- las circunstancias económicas de los trabajadores cualificados, en conjunto, han mejorado en los últimos años. En muchos sectores sus ganancias han seguido siendo relativamente altas y sus empleos estables; les ha afectado mucho menos el aumento del desempleo que a los trabajadores manuales menos cualificados. La clase obrera baja está compuesta por aquéllos que realizan trabajos no cualificados o semicualificados que necesitan poco aprendizaje. La mayoría de estas ocupaciones generan ingresos más bajos y una menor seguridad en el empleo que las cualificadas. La divisoria entre las ocupaciones de la clase obrera se traza en función del número de horas que se trabaja, es decir, si son a tiempo parcial o de jornada completa, y basándose también en el grado de seguridad en el empleo que tienen los trabajadores. Una distinción entre áreas económicas centrales y periféricas arroja luz sobre este punto. Los sectores centrales son aquéllos en los que los trabajadores trabajan la jornada completa, obtienen ganancias relativamente altas y disfrutan de seguridad en el empleo a largo plazo. Los periféricos son aquéllos en los que los empleos son inseguros, con salarios bajos y en los que hay una alta proporción de trabajadores a tiempo parcial. En los sectores centrales predominan los trabajadores cualificados, junto a una cierta proporción de empleados semicualificados o no cualificados (generalmente hombres de raza blanca), También son los que registran más afiliación a los sindicatos. Otros trabajadores se encuentran en sectores periféricos, donde el nivel de afiliación sindical es bajo. La infraclase Una gran línea de demarcación dentro de la clase obrera se da entre la mayoría étnica y las minorías desfavorecidas, que componen una infraclase que tiene unas condiciones laborales y un nivel de vida bastante inferior al de la mayoría de la población. Muchos de los miembros de esta clase son desempleados a largo plazo o trabajadores que vagan sin rumbo de un empleo a otro. En Gran Bretaña, los negros y los asiáticos están desproporcionadamente representados en la infraclase. En algunos países europeos, los trabajadores emigrantes que encontraron empleo en la época de prosperidad de hace veinte años, ahora forman una parte considerable de este sector de la clase obrera. Este es el caso, por ejemplo, de los argelinos en Francia y de los emigrantes turcos en Alemania. La naturaleza de la infraclase ha sido objeto de un gran debate sociológico. Gran parte de la discusión se ha centrado en los Estados Unidos, especialmente en lo referente a la situación de los negros pobres en el centro de las ciudades. William Julius Wi1son ha señalado que la población negra estadounidense está partida en dos. En The Declining Significance of Race, Wilson, utilizando investigaciones realizadas en Chicago, señalaba que en las tres o cuatro décadas anteriores había aparecido en los Estados Unidos una importante clase media negra, compuesta por trabajadores de cuello blanco y profesionales. No todos los negros estadounidenses continúan viviendo en guetos urbanos y Wilson indica que lo que empuja a vivir en ellos a los que quedan no es tanto la discriminación racial como otros factores de tipo económico; es decir la clase más que la raza. Las viejas barreras racistas están desapareciendo y los negros se encuentran encerrados en el gueto por su peor situación económica (Wilson, 1978). El trabajo de Wilson desató una polémica que aún despierta pasiones. El analista político conservador Charles Murray estaba de acuerdo en que existía una infraclase negra en la mayoría de las ciudades importantes. Sin embargo, según este autor, los negros estadounidenses se encontraban en el escalón más bajo de la escala social a causa de las mismas políticas asistenciales que pretendían mejorar su situación. La gente ha llegado a depender de las limosnas de los servicios sociales y a construir una "cultura de la pobreza" alrededor de esta dependencia. Por lo tanto, carece de incentivos para buscar trabajo, crear comunidades sólidas o mantener la estabilidad de sus matrimonios (Murray, 1984). Wilson, al responder a las afirmaciones de Murray, repitió sus argumentos y los extendió utilizando de nuevo investigaciones llevadas a cabo en Chicago. Señalaba que el desplazamiento de muchos blancos hacia las áreas residenciales, el declive de las industrias urbanas y otros problemas económicos de las ciudades habían generado altas tasas de desempleo entre los hombres negros. Wilson achacaba las formas de desintegración social señaladas por Murray, incluyendo el alto porcentaje de madres solteras negras, a la disminución del número de hombres (con trabajo) "casaderos". Posteriormente, Murray aplicó sus argumentos al Reino Unido (1990), para señalar que, por el momento, no hay en este país una infraclase claramente definida, pero que se está desarrollando rápidamente. Comprenderá no sólo a miembros de las minorías étnicas sino a blancos procedentes de áreas empobrecidas en las que avanza la desintegración social. Sin embargo, el trabajo de Murray ha sido criticado con agudeza por otros sociólogos que trabajan en el caso británico. Consideraremos más tarde la validez de las afirmaciones de este autor. Sin embargo, en primer lugar nos ocuparemos de los cambios que están influyendo en aquéllos que están en la cima de la estructura de clases. Fuente: Giddens, Anthony. Sociología. Alianza Editorial, España, 2000.
Teorías de la estratificación en las sociedades modernasLos enfoques teóricos más influyentes son los desarrollados por Karl Marx y Max Weber, y la mayoría de las teorías sobre la estratificación posteriores están en deuda con las ideas de ambos pensadores. 1. Marx: Clases sociales 2. Weber: Clase, status y poder La teoría de Karl Marx: Clases sociales La mayoría de las obras de Marx se ocupan de la estratificación y, sobre todo, de la clase social, aunque sorprendentemente no proporcionó un análisis sistemático del concepto de clase. El manuscrito en el que Marx estaba trabajando en el momento de su muerte (publicado posteriormente como parte de su trabajo más importante, El capital, se detiene precisamente cuando se plantea ¿qué constituye una clase? Por consiguiente, el concepto de clase de Marx tiene que reconstruirse a partir del conjunto de sus escritos. Al no haber una coherencia completa entre los distintos pasajes en los que analiza la clase, los académicos han discutido bastante sobre "lo que Marx quería decir en realidad". Sin embargo, los contornos fundamentales de sus puntos de vista están bastante claros. La naturaleza de la clase Para Marx, una clase es un grupo de personas que tienen una relación común con los medios de producción, es decir, con aquéllos con los que se ganan la vida. Antes de la aparición de la industria moderna, los medios de producción consistían primordialmente en la tierra y los instrumentos que servían para cultivarla o para cuidar el ganado. Por consiguiente, en las sociedades preindustriales las dos clases fundamentales eran quienes poseían la tierra (los aristócratas, la nobleza o los dueños de esclavos) y los que se dedicaban a hacerla producir (los siervos, los esclavos y los campesinos libres). En las sociedades industriales modernas, las fábricas, las oficinas y la maquinaria, así como la riqueza o el capital necesarios para obtenerlas se hicieron más importantes. Las dos clases principales son la de quienes poseen estos nuevos medios de producción -los industriales o capitalistas y la de aquéllos que se ganan la vida vendiéndoles su fuerza de trabajo -la clase obrera o, en el término que Marx suele preferir y que ahora resulta bastante arcaico, el "proletariado". Según Marx, la relación entre las clases se basa en la explotación. En las sociedades feudales, la explotación tomó la forma de una transferencia directa de lo que producía el campesinado a la aristocracia. Los siervos estaban obligados a dar una cierta parte de su producción al señor o tenían que trabajar un determinado número de días al mes en las tierras de éste, cultivando los productos que consumirían él y su séquito. En las sociedades capitalistas modernas la fuente de la explotación es menos evidente y Marx pone mucho interés en dilucidar su naturaleza. En el curso de un día de trabajo, razona Marx, los trabajadores producen más de lo que el empresario necesita para recuperar el salario que les paga. Esta plusvalía es el origen de la ganancia que los capitalistas pueden utilizar en su propio beneficio. Un grupo de trabajadores en una fábrica textil, digamos, puede producir un centenar de trajes al día. La venta de la mitad de los trajes proporciona una renta suficiente para que el fabricante pague los salarios de los trabajadores. El ingreso que genera la venta del resto de la ropa constituye el beneficio. A Marx le impresionaban las desigualdades que crea el sistema capitalista. Aunque en épocas precedentes los aristócratas disfrutaban una vida de lujo, completamente diferente de la del campesinado, las sociedades agrarias eran relativamente pobres. Incluso si no hubiera habido aristocracia, el nivel de vida habría sido inevitablemente muy bajo. Sin embargo, con el desarrollo de la industria moderna, la riqueza se produce en una escala nunca vista anteriormente, pero los trabajadores apenas pueden acceder a esa ganancia que genera su trabajo; de modo que siguen siendo relativamente pobres, mientras crece la riqueza acumulada por los propietarios. Además, con el desarrollo de las fábricas modernas y la mecanización de la producción, el trabajo suele ser aburrido y opresivo al máximo. Constituye nuestra fuente de riqueza pero suele ser agotador desde el punto de vista físico y mentalmente tedioso (como es el caso de un operario cuya tarea consista en realizar labores rutinarias, día tras día, siempre en el mismo entorno). La complejidad de los sistemas de clases Aunque en la teoría de Marx hay dos clases principales en la sociedad, quienes poseen y quienes no poseen los medios de producción, él reconoce que los sistemas existentes son mucho más complejos de lo que indica este modelo. Junto a las dos clases fundamentales, existe lo que Marx denomina a veces clases de transición. Son grupos residuales que, como los campesinos en las sociedades modernas, proceden de un sistema de producción anterior. Marx también presta atención a las divisiones que se dan dentro de las clases. Por ejemplo, las siguientes: 1. En las clases altas se dan conflictos frecuentes entre capitalistas financieros (como los banqueros) e industriales manufactureros. 2. Hay división de intereses entre las personas que tienen pequeños negocios y las que poseen o dirigen grandes corporaciones. Ambos grupos pertenecen a la clase capitalista, pero las políticas que favorecen a las grandes empresas no siempre son beneficiosas para las pequeñas. 3. Dentro de la clase obrera, los parados de larga duración tienen peores condiciones de vida que la mayoría de los trabajadores. Con frecuencia, estos grupos se componen principalmente de minorías étnicas. El concepto de clase marxista apunta hacia las desigualdades económicas que están estructuradas objetivamente en la sociedad. La clase no tiene que ver con la posición que las personas creen que tienen sino con las condiciones objetivas que permiten a algunos tener un mejor acceso a las compensaciones materiales que a otros. La teoría de Max Weber: Clase, status y poder Para acercarse a la estratificación, Weber parte del análisis desarrollado por Marx, modificándolo y reelaborándolo. Hay dos diferencias fundamentales entre las dos teorías. En primer lugar, aunque Weber coincide con Marx en que la clase se basa en condiciones económicas objetivas, cree que en su formación también son importantes otros factores económicos, aparte de los reconocidos por Marx. Según Weber, las divisiones de clase se derivan no sólo del control o ausencia de control de los medios de producción, sino de diferencias económicas que nada tienen que ver, directamente, con la propiedad. Entre estos recursos se pueden incluir especialmente los conocimientos técnicos y las credenciales o cualificaciones que influyen en el tipo de trabajo que las personas pueden obtener. Los profesionales y directivos ganan mas y tienen mejores condiciones de trabajo que las personas con empleos de "cuello azul". Su cualificación -licenciaturas, diplomas y la experiencia que han adquirido- los hace más "vendibles" que a otros que carecen de ella. En un nivel inferior, dentro de los trabajadores manuales, los artesanos cualificados pueden asegurarse salarios más altos que los que tienen poca o ninguna cualificación. En segundo lugar, Weber distingue otros dos aspectos básicos de la estratificación además del de clase: a uno lo denomina estatus y a otro partido. De hecho, partió del ejemplo de los estados o estamentos medievales para elaborar su idea de los grupos que se constituyen en función de la posición social; el término que emplea en alemán (Stand) significa ambas cosas. La posición o estatus En la teoría weberiana el Estatus alude a las diferencias que existen entre dos grupos en relación a la reputación o al prestigio que les conceden los demás. Las distinciones basadas en la posición suelen variar con independencia de las divisiones de clase y la reputación puede ser positiva o negativa. Entre los grupos que tienen una posición privilegiada en sentido positivo se encuentra cualquier conjunto de personas que disfrute de gran prestigio en un determinado orden social. Por ejemplo, los médicos y los abogados tienen un prestigio considerable en la sociedad británica. Los grupos parias son aquéllos que tienen un estatus privilegiado en sentido negativo y que son objeto de discriminaciones que les impiden aprovecharse de las oportunidades de que disfruta la mayoría. Los judíos constituyeron grupos parias en la Europa medieval, ya que les estaba prohibido tener ciertas ocupaciones y ocupar cargos oficiales. La posesión de riqueza suele otorgar un estatus elevado, pero hay muchas excepciones. En Gran Bretaña, los miembros de familias aristocráticas continúan disfrutando de una aceptación social considerable, incluso cuando han perdido sus fortunas. A la inversa, los que siempre han vivido en la opulencia suelen mirar con desdén al "nuevo rico". Aunque la clase venga dada de forma objetiva, la posición depende de la evaluación subjetiva que tengan las personas sobre las diferencias sociales. Las clases se derivan de los factores económicos que están relacionados con la propiedad y las ganancias; la posición se rige por la cambiante forma de vida de cada grupo. Partido En las sociedades modernas, subraya Weber, la formación de partidos es un importante aspecto del poder y puede influir en la estratificación, con independencia de la clase y de la posición. El "partido" define a un grupo de individuos que trabajan conjuntamente porque tienen orígenes, aspiraciones o intereses comunes. Marx solía explicar en función de la clase tanto las diferencias de estatus como la organización de los partidos. En realidad, Weber argumenta que ninguno de estos procesos puede reducirse a las divisiones de clase, aunque ambos se vean influidos por ellas; a su vez, la posición y la organización de los partidos pueden influir en las circunstancias económicas de los individuos y de los grupos, afectando, por consiguiente, a la clase. Los partidos pueden apelar a preocupaciones que atraviesan las diferencias de clase: por ejemplo, pueden basarse en la filiación religiosa o en los ideales nacionalistas. Un marxista podría intentar explicar en términos de clase los conflictos entre católicos y protestantes en el norte de Irlanda, puesto que hay más católicos en trabajos de clase obrera que protestantes. Un weberiano opinaría que tal explicación es ineficaz, porque también hay muchos protestantes que proceden de la clase trabajadora. Los partidos a los que las personas se afilian son la expresión tanto de las diferencias religiosas como de las de clase. Los escritos de Weber sobre la estratificación son importantes porque, además de la clase, muestran otras dimensiones del fenómeno que tienen una gran influencia en las vidas de las personas. La mayoría de los sociólogos sostienen que el esquema de Weber ofrece una base más flexible y compleja para el análisis de la estratificación que el proporcionado por Marx. Las ideas desarrolladas por Marx y Weber todavía se siguen utilizando mucho en la sociología actual, aunque rara vez sin modificaciones. Los que siguen la tradición marxista han profundizado en los presupuestos del propio Marx; otros han tratado de reelaborar los conceptos de Weber. Como los dos puntos de vista son similares en muchos aspectos y complementarios en otros han dado lugar a formas de pensar comunes. Se puede dar una idea de ellas examinando brevemente dos de las perspectivas teóricas más recientes. Síntesis - Las teorías sobre la estratificación más importantes e influyentes son las que desarrollaron Marx y Weber. El elemento principal en la teoría de Marx es la clase, que considera una característica objetiva de la estructura de la sociedad. Ve una división fundamental entre los propietarios del capital y los trabajadores que no lo poseen. Weber comparte una visión similar pero señala otros dos aspectos en la estratificación: la posición o estatus y el partido. La posición hace referencia a la estima o "reputación" que se concede a los individuos o grupos; el partido tiene que ver con la activa movilización de los grupos con el fin de lograr unos fines concretos. Fuente: Giddens, Anthony. Sociología. Alianza Editorial, España, 2000. Sistemas de estratificación socialEsclavitud/Casta/Estamentos/Clases sociales. ¿Por qué son más ricos o poderosos algunos grupos que otros en una sociedad? ¿Qué grado de desigualdad hay en las sociedades modernas? ¿Qué probabilidades de alcanzar la cima de la escala económica tiene alguien de origen humilde? ¿Por qué perdura hoy en día la pobreza en los países ricos? Estas son algunas de las preguntas que se plantean e intentan responder en este capítulo. El estudio de las desigualdades sociales es una de las áreas más importantes de la sociología porque los recursos materiales a los que tiene acceso la gente determinan en gran parte su vida. Las desigualdades existen en todos los tipos de sociedad humana. Incluso en las culturas más simples, donde las variaciones de riqueza o propiedad son prácticamente inexistentes, hay desigualdades entre los individuos, entre hombres y mujeres o entre jóvenes y viejos. Por ejemplo, una persona puede tener una mejor posición que otras en virtud de su mayor destreza en la caza o porque se cree que tiene un acceso especial a los espíritus ancestrales. Los sociólogos hablan de la existencia de una Estratificación Social para describir las desigualdades. La estratificación puede definirse como las desigualdades estructurales que existen entre diferentes grupos de individuos. Resulta útil ver este concepto como los estratos geológicos de las rocas sobre la superficie de la tierra y pensar que las sociedades están compuestas por "estratos" jerarquizados, con los más favorecidos en la cima y los menos privilegiados más cerca de la base. Pueden distinguirse cuatro sistemas de estratificación básicos: esclavitud, casta, estamento o estado, y clase. Algunas veces pueden encontrarse juntos: la esclavitud, por ejemplo, coexistió con las clases en la antigüedad griega y romana y también en el sur de los Estados Unidos antes de la Guerra Civil. Esclavitud La esclavitud es una forma extrema de desigualdad en la que unos individuos son propietarios, literalmente, de otros. Las condiciones legales de la posesión de esclavos variaban considerablemente en cada sociedad. Algunas veces los esclavos eran privados de casi todos sus derechos legales, como en el sur de los Estados Unidos, mientras que en otros casos su posición era más parecida a la de un sirviente. Durante los siglos XVIII y XIX, los esclavos fueron utilizados casi exclusivamente como trabajadores en las plantaciones o como sirvientes domésticos en los Estados Unidos, Sudamérica y las Antillas. En la Atenas clásica, por el contrario, estaban presentes en muchos ambientes y algunas veces en posiciones de gran responsabilidad. Aunque se les excluía de los puestos políticos y militares, se encontraban en casi todos los demás tipos de ocupación. Algunos que sabían leer y escribir trabajaban como administradores del gobierno y muchos eran artesanos. En Roma, donde los grupos gobernantes tenían una mala opinión de las actividades comerciales, los esclavos se hicieron muy ricos, en ocasiones, gracias a sus negocios; hubo incluso algunos esclavos acaudalados que, a su vez, tenían sus propios esclavos. Sin embargo, en el lugar más bajo de la escala, aquéllos que trabajaban en las plantaciones o en las minas de la Antigüedad solían ser tratados sin ningún miramiento (Finley, 1968, 1980). Con frecuencia, los esclavos se resistían a su condición o luchaban contra ella. La historia está salpicada de rebeliones de esclavos que, algunas veces, se las arreglaban colectivamente para liberarse de sus dueños. Los sistemas de trabajo forzado esclavo -como las plantaciones- solían ser inestables porque una productividad alta sólo podía alcanzarse mediante una supervisión constante y con el uso de métodos brutales de castigo. Estos sistemas de producción se vinieron abajo, en parte, por las luchas que provocaban y porque los incentivos económicos o de otra índole motivan más que la coacción directa. Simplemente, la esclavitud no es muy eficiente. El tráfico de esclavos llevado a cabo por las potencias occidentales hasta el siglo XIX fue el último de este tipo y también el más importante de cuantos han existido. Desde que se otorgó la libertad a los esclavos en Norteamérica y Sudamérica, hace cerca de un siglo, la esclavitud como institución se ha ido erradicando gradualmente y hoy día ha desaparecido casi completamente en todo el mundo. Casta La casta se asocia, sobre todo, con las culturas del subcontinente indio. Sin embargo, el término "casta" no es indio, sino que procede del portugués casta, que significa "raza" o "estirpe pura" En realidad, los indios no tienen un único término para describir el sistema de castas en su conjunto, sino que disponen de diversas palabras para referirse a los distintos estratos del sistema, siendo las dos principales varna y jati. Los varna se dividen en cuatro categorías diferentes, jerarquizadas según su importancia social. Debajo de estos cuatro agrupamientos están los "intocables", en la posición más baja de todas. Los jati son grupos definidos localmente, dentro de los cuales se organizan los rangos de castas. El sistema de castas es extremadamente elaborado y su estructura varía en cada zona, tanto que, en realidad no constituye un "sistema" en absoluto, sino una diversidad de creencias y prácticas variables difusamente conectadas. Sin embargo, hay ciertos principios muy extendidos. Los miembros del varna más elevado, los brahmanes, representan el estado superior de pureza, los intocables el más bajo. Los brahmanes deben evitar ciertos contactos con los intocables y sólo a éstos les está permitido el contacto físico con animales o sustancias consideradas impuras. El sistema de castas está estrechamente ligado a la creencia hindú en la reencarnación, según la cual los individuos que no siguen los rituales y deberes de su casta renacerán en una posición inferior en la siguiente reencarnación. El sistema de castas indio nunca ha sido completamente estático. Aunque los individuos no pueden ir de una casta a otra, hay grupos enteros que sí pueden cambiar su posición dentro de la jerarquía de castas, y lo han hecho con frecuencia. El concepto de casta se emplea en ocasiones fuera del ámbito indio cuando dos o más grupos étnicos están profundamente separados el uno del otro y cuando prevalecen las ideas de pureza racial. En tales circunstancias hay fuertes tabúes o prohibiciones legales que dificultan el matrimonio entre los grupos afectados. Al abolirse la esclavitud en los estados del sur de los Estados Unidos, el grado de separación entre blancos y negros siguió siendo tan acusado que algunos han empleado el término casta para referirse a este sistema de estratificación. El concepto de casta también se ha aplicado a Sudáfrica, donde se mantuvo hasta hace poco tiempo una segregación estricta entre negros y blancos y donde el matrimonio interracial o el contacto sexual entre los dos grupos estaban prohibidos por ley. Estamentos (o estados) Los estamentos o estados eran parte del feudalismo europeo, pero también existieron en muchas otras civilizaciones tradicionales. Los estados feudales eran estratos con diferentes obligaciones y derechos recíprocos, algunos de los cuales estaban establecidos por ley. En Europa, el estado más elevado era el compuesto por la aristocracia y la nobleza. El clero formaba otro, que tenía una posición inferior aunque disfrutaba de ciertos privilegios. Aquéllos que serían denominados el "tercer estado" eran los plebeyos: siervos, campesinos libres, mercaderes y artesanos. Al contrario que en las castas, se toleraba una cierta movilidad individual o matrimonial entre los estados. Los plebeyos podían acceder a la nobleza, por ejemplo, como recompensa por determinados servicios especiales al monarca y a veces los mercaderes podían comprar títulos. En Gran Bretaña, se mantiene un resto de este sistema, ya que los títulos hereditarios se reconocen todavía y los grandes empresarios, funcionarios y otras personas pueden obtener el título de sir o recibir la dignidad de par en reconocimiento a sus servicios. Los estados tendían a desarrollarse dondequiera que hubiese una aristocracia tradicional basada en la nobleza de cuna. En sistemas feudales como el de la Europa medieval los estados se hallaban estrechamente ligados a la comunidad señorial de cada zona, de modo que formaban un sistema de estratificación más local que nacional. En imperios tradicionales más centralizados como China o Japón estaban organizados sobre una base más nacional. Algunas veces las diferencias entre estamentos se basaban en creencias religiosas, aunque pocas veces de forma tan estricta como en el sistema de castas hindú. Clase Los sistemas de Clase difieren en muchos aspectos de la esclavitud, las castas o los estamentos. Deben mencionarse en especial cuatro diferencias: 1. Al contrario que en otros tipos de estratos, las clases no se establecen mediante disposiciones jurídicas o religiosas y la pertenencia a ellas no se basa en una posición heredada, que se haya determinado legalmente o por la costumbre. Lo habitual es que los sistemas de clase sean más fluidos que los restantes tipos de estratificación y que los límites entre las clases no estén nunca claros. No hay restricciones formales al matrimonio entre personas de distintas clases. 2. La clase de un individuo es, al menos en parte, adquirida y no sólo se recibe por nacimiento, como es corriente en otros tipos de estratificación. La movilidad social -el movimiento ascendente o descendente en la estructura de clases- es mucho más frecuente que en los otros tipos. (En el sistema de castas la movilidad individual de una casta a otra es imposible.) 3. Las clases se basan en las diferencias económicas que existen entre los grupos de individuos y en las desigualdades en la posesión y control de los recursos materiales. En los otros sistemas de estratificación los factores no económicos, tales como la influencia de la religión en las castas indias, suelen ser mucho más importantes. 4. En los restantes sistemas de estratificación, las desigualdades se expresan principalmente en relaciones personales basadas en el deber o la obligación, ya sea entre siervo y señor, esclavo y amo, o individuos de una casta inferior o superior. Por el contrario, los sistemas de clases operan principalmente mediante conexiones impersonales a gran escala. Por ejemplo, una de las bases fundamentales de las diferencias de clase se halla en las desigualdades de salario y de condiciones de trabajo, que afectan a todas las personas de una categoría ocupacional específica, como resultado de las circunstancias económicas derivadas del conjunto de la economía como totalidad. Podemos definir la clase como un agrupamiento a gran escala de personas que comparten ciertos recursos económicos, los cuales tienen una gran influencia en la forma de vida que pueden llevar. La propiedad de la riqueza y la ocupación son las bases más importantes de las diferencias de clase. Las principales clases que existen en las sociedades occidentales son una clase alta (los ricos, los empresarios e industriales, más los altos ejecutivos, es decir, aquéllos que poseen o controlan directamente los recursos productivos); una clase media (que comprende a la mayoría de los profesionales y a los trabajadores de cuello blanco), y una clase obrera (los que tiene trabajos manuales o de cuello azul). En algunos países industrializados, como Francia o Japón, una cuarta clase ha sido importante hasta hace poco tiempo: la de los campesinos (personas dedicadas a los tipos tradicionales de producción agrícola). En los países del Tercer Mundo, los campesinos suelen ser todavía, con diferencia, la clase más numerosa. Fuente: Giddens, Anthony. Sociología. Alianza Editorial, España, 2000. En este mapa conceptual agregamos el sistema de estratificación más simple que conoce la humanidad, el de las comunidades primitivas, anterior a todos los sistemas restantes y el primero que conocimos. Todavía perdura en las tribus del Sudamérica, África y Oceanía. Sistemas de estratificación [2: Kerbo]Comunidades primitivas/Esclavitud/Casta/Estamentos/Clases sociales. Sociedades comunales primitivas Representan las primeras formas de organización social basadas en la recolección y caza, que normalmente apenas presentan desigualdad y carecen de un sistema formal de estratificación social. Estos pueblos tienden a ser nómadas y la acumulación de posesiones materiales es casi imposible. Los bienes y los alimentos que tienen suelen repartirse de forma más o menos igualitaria entre todos los miembros de la tribu. Pueden tener jefes o chamanes, pero su influencia está relativamente restringida y se limita a su capacidad para realizar funciones valiosas para toda la tribu. La posición de jefe es lograda con un método abierto de ubicación social. La única forma de desigualdad es el status u honor, justificadas por la tradición, e.d. al mejor cazador se le concede un status más alto de honor. Esclavitud Sistema de estratificación social con una economía basada en la propiedad de otros seres humanos. Esta forma de dominación surgió inmediatamente después de que los seres humanos se asentaran en comunidades agrícolas. La posición de esclavo se ha adquirido de muchas maneras: por nacimiento, derrota militar, deudas o por captura y comercialización. Aunque la esclavitud era a menudo un status adscrito, se podía salir de el. En EE.UU. la casta racial produjo un status de esclavo hereditario y más cerrado. El nivel de desigualdad entre el esclavo y su dueño, y el pueblo y las élites, era muy alto. Hay una legitimización legal, pues el status de esclavo era normalmente una relación de propiedad legal sancionada por la autoridad del Estado; la justificación ideológica para la esclavitud la encontramos en Grecia, donde Aristóteles escribió que «es evidente que algunos hombres son, por naturaleza, libres y otros esclavos, y para éstos la esclavitud es adecuada y conveniente». Casta En ningún lugar se ha aproximado el sistema de castas tanto al tipo ideal como en la India. En el sistema de castas hindú se desarrollaron cuatro divisiones principales de castas, con las castas de los sacerdotes y la de los guerreros en la cima de esta jerarquía enormemente rígida. Una gran cantidad de personas quedaba al margen del sistema de castas. Los demás consideraban que estas personas eran tan míseras que no había lugar para ellas en el sistema de estratificación. Entre las características distintivas de un sistema de castas destacan la rigidez de sus rangos y el casi total cierre normativo. Otro aspecto importante del sistema de castas es su elevado grado de institucionalización y la aceptación de la rigidez de sus rangos, así como de los derechos y deberes de cada casta. Es un sistema muy ritualista, lo que significa que se deben observar reglas estrictas en las relaciones entre castas diferentes. La aceptación de este ritual y de la desigualdad de casta en la India es extraordinaria. ¿Qué es lo que explica esta extraordinaria aceptación? A lo que parece, la mejor respuesta la encontramos en el método de justificación o legitimación. En la India la religión hindú ha proporcionado esta justificación. Las creencias religiosas proporcionan las sanciones necesarias para hacer cumplir las obligaciones y los deberes de las castas. Como cabría esperar, el grado de desigualdad en el sistema de castas hindú ha sido alto. Pero las diferencias de poder y económicas no son las formas de desigualdad más importantes, siendo la desigualdad de status la que domina. Otro país que ha tenido un sistema de estratificación semejante al sistema de castas durante un periodo relativamente corto de tiempo es Japón, desde principios del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX. A menudo se oye hablar de ciertas formas de desigualdad basadas en la adscripción como si fueran ordenamientos de castas. En sociedades modernas como los Estados Unidos se pueden encontrar algunas de las características del sistema de castas en la adscripción sexual y racial. Estamento Sistema de estratificación social basado en la propiedad de la tierra que presenta un grado alto de adscripción. En la Europa del siglo XII el sistema feudal estaba sólidamente establecido; éste se centraba en la propiedad de tierras por una clase originalmente militar denominada nobleza. Había lazos de obediencia, trabajo agrícola y protección entre la nobleza y los plebeyos. Hay excedentes de bienes materiales, que iban a parar a las élites. El Estado hizo que se formalizaran los rangos estamentales, a los que se les dio justificación mediante ley: la clase de los sacerdotes (el primer estado), la nobleza (el segundo estado) y los plebeyos (todos los demás, artesanos, comerciantes, campesinos, etc.). La religión siempre cumplió la tarea de justificar las desigualdades. El grado de cierre normativo de los estamentos variaba: en las primeras fases del feudalismo había ciertas oportunidades de movilidad social (un campesino muy inteligente podía llegar a ocupar una posición religiosa alta), pero en las últimas fases del feudalismo los rangos se hicieron más rígidos. La posición hereditaria se convirtió en norma y predominó la adscripción. Se prohibió el matrimonio entre miembros de estamentos diferentes, asegurando así el cierre hereditario. Clase La revolución industrial configuró finalmente un nuevo sistema de estratificación que denominamos sistema de clases. Aunque podamos identificar un tipo ideal de sistema de clases, hay mayor variedad dentro de este tipo que en los demás. Uno de los aspectos más importantes de las sociedades de clases es que su base económica es industrial (por contraste con la agraria). Las nuevas sociedades industriales requerían un sistema diferente de estratificación para poder expandirse y prosperar. Se requería un sistema de estratificación que permitiera que, al menos en cierta medida, la ubicación de clase dependiera más de la capacidad o del mérito que de los criterios adscriptivos de los sistemas de estratificación anteriores. En el sistema de clases, en teoría, existe igualdad de oportunidades o libre competencia: se piensa que los más capaces recibirán mayores y mejores recompensas. El nivel real de desigualdad entre las élites y la población general es menor en comparación con anteriores tipos ideales de sistemas de estratificación. Consideremos que la mayoría de la población general está mejor, al menos desde el punto de vista material. No obstante, la desigualdad está creciendo de nuevo en muchas sociedades industriales a raíz de los cambios en el sistema mundial. Todos los sistemas de estratificación tienen que convencer a los menos favorecidos de la sociedad de que su posición baja es de alguna manera justa o adecuada. En las sociedades de clases las desigualdades se justifican principalmente por medio de la ideología de la igualdad de oportunidades. Hasta cierto punto, esta ideología se ha institucionalizado mediante el sistema legal: tenemos leyes diseñadas para fomentar la libre competencia, para promover la igualdad de acceso a la educación, etc. Pero estas leyes son en parte un aspecto de la legitimación de la desigualdad y a menudo se eluden cuando se llevan a la práctica. En los sistemas de clases tempranos la forma de desigualdad más importante era económica. Sin embargo, hoy en día el predominio de las desigualdades económicas se ha debilitado. En las sociedades posindustriales o avanzadas las desigualdades económicas no son tan importantes como las desigualdades de poder burocrático. Las posiciones más altas en las burocracias públicas y las grandes corporaciones son las formas más importantes de la superioridad de clase en estas sociedades. Fuente: Kerbo, Harold R. Estratificación social y desigualdad. El conflicto de clases en perspectiva histórica, comparada y global, Madrid, McGraw-Hill, 2003.
Estrato o estratificación socialEl término estrato social se confunde o se toma casi siempre en el mismo sentido que clase. El sistema de estratos (societ stratification) es considerado normalmente como un concepto general. La clase, el estamento, la casta pueden ser tomadas como formas históricas del estrato. En todo caso, de la situación del estrato resulta, para sus miembros, un estilo de vida típico (raras veces una visión del mundo). Según Lepsius los estratos son «categorías de sujetos de unas posiciones privilegiadas o subprivilegiadas, entre los cuales existe una típica desigualdad insuperable de posiciones». La palabra «subprivilegiado», que actualmente está de moda, sería preferible evitarla, ya que según la misma definición, este estado no se puede dar en las sociedades abiertas de hoy y las personas enmarcadas (generalmente por los sociólogos) dentro de los diferentes estratos no tienen ningún privilegio, sino más bien diversas preferencias en la configuración de la vida y diferentes medios económicos para realizarlas, medios que dependen del rendimiento de cada uno. Por estrato social se puede entender también la división arbitraria y estratificada de toda población de cierta importancia fundada en unas características objetivas de posición (profesión. vivienda, grado de formación, posesiones do cierta magnitud, etc.). En esta división, no desempeñan ningún papel los aspectos subjetivos quo puedan ser percibidos por los miembros del estrato como el prestigio y la conciencia de clase. Según ciertas investigaciones, la estratificación social resulta de la desigual distribución del status social dentro de una sociedad concreta. En las sociedades industriales de hoy los status son vividos y atribuidos de una forma continua. Nadie sabe decir de sí mismo en qué parte de este continuo se encuentra, dónde termina su status y dónde comienza el status inmediato superior. Por esto, lo mejor es considerar los estratos sociales como categorías sociales del pensamiento. Por su parte, cada una de las clases de la sociedad (sobre todo si se admite solamente la existencia de tres clases) está dividida en estratos. El investigador social británico D.V. Glass distingue, por ejemplo, siete estratos: 1. Profesionales y altos administrativos (professional and high administrative): médico, miembro del consejo de vigilancia, etcétera. 2. Directivos y ejecutivos (managerial and executive): gerente, campesino independiente, etc. 3. Inspectores, supervisores y otros grados superiores no manuales (inspectional, supervisory and other non-manual, higher grade): maestro de escuela, reportero, viajante comercial, etc. 4. Inspectores, supervisores y otros grados medios no manuales (inspectional, supervisory and other non-manual, lower grade): agente do seguros, dueño do un kiosco de periódicos, etc. 5. Obrero manual cualificado y grados inferiores de empleados no manuales (skilled manual and routine grades of non-manual): policía, carpintero, instalador, etcétera. 6. Obreros manuales semicualificados (seml-skilled manual): conductor do camión, etc. 7. Obrero manual no cualificado (unskilled manual): barrendero, estibadores del muelle, etc. La estimación general de cada una de las profesiones dentro de una sociedad parte de unos supuestos y de unos elementos subjetivos diferentes. Si se hace la prueba con una persona y se le exige que vaya colocando por orden de rango cien tarjetas, cada una de las cuales contiene el nombre de una profesión distinta, quizá intente ordenarlas «según su entender». Parte, por tanto, de una mentalidad adquirida a lo largo de su vida dentro de una sociedad concreta, según la cual determina qué es más alto y qué es más bajo, qué os más Importante y qué es menos importante, qué es más y qué es menos famoso. Esta postura frente a las profesiones viene determinada, por un lado, por las circunstancias personales de su vida y por el estrato a que pertenece, pero también por las actitudes que él sospecha en otras personas conocidas. Cuanto más distan las diversas profesiones de su círculo normal de vida, tanto más imprecisa será la valoración que haga do ellas. Una cuestión discutible es hasta qué punto es conveniente resumir todas estas valoraciones diferentes y decir, por ejemplo, 75% de los interrogados en una muestra han puesto la profesión A por encima de la profesión B. Más lógicas serían las encuestas dentro de grupos profesionales que se conozcan perfectamente los unos a los otros. El concepto de estimación no admite la posibilidad de que la mayoría de las personas, en abstracto, sean Indiferentes unas para con otras y do que solamente se estime a determinadas personas concretas y a la profesión quo ejercen estas personas. El módico goza de una gran estimación, porque todo el mundo ha sido socorrido por él en algún caso do necesidad. La investigación de los estratos, que está completamente abandona da por la estadística oficial, topa con graves dificultades en las encuestas directas realizadas en una comunidad do población o en las personas interrogadas en una muestra. Si se pregunta o una persona: ¿En qué estrato se coloca usted a sí mismo?, si se le entrega a esta persona una escala Impresa de la quo pueda deducir, gracias a una letra o a un número, el estrato que le correspondo, esto le afecta mucho más que si se le pregunta: ¿qué le gusta más, la radio o la televisión? Los sociólogos observan constantemente cuán poco les gusta a las personas sor interrogadas sobro su estrato y sobre las características de la estratificación. Es sorprendente ver las diferencias que hay entre la clasificación que uno hace de sí mismo y la que los demás hacen de él. Así, los trabajadores y obreros especializados se clasifican a sí mismos con relativa frecuencia dentro do la clase media, mientras que los demás no los clasifican así con tanta facilidad. «La primera explicación de esto consiste en una Inclinación general del hombre a supervalorarse a sí m ismo en el aspecto social y a aumentar el sentimiento de la propia valía debido a una visión lisonjera de la propia posición social. Pero si esta inclinación fuera general de todos los hombres, tendría que dejarse sentir también en los grupos profesionales más elevados. Sin embargo en estos grupos se observa todo lo contrario: ellos m ismos no so consideran dentro de la clase superior con la frecuencia con que el rosto de la población lo hace» (Renate Mayntz). Al parecer, hay una especie de reparo en despertar la envidia en el encuestador, lo que les hace dudar a los miembros de un estrato superior si declararse o no ante los demás como miembros de este estrato. El debate sobre la funcionalidad de la estratificación social tiene su origen en las tesis de Kingsley Davis y de Wilbert Moore (aparecidas desde 1942 casi siempre en la «American Soclological Review). Como hasta ahora no se ha conocido ninguna sociedad «sin clases» o sin estratos, Davis intenta mostrar, a través de la teoría funcional, la necesidad de una estratificación en todo sistema social. En este análisis hay que distinguir entre la existencia de diversas posiciones y la ocupación respectiva de estas posiciones por unos individuos concretos, cuyas propiedades y origen se pueden investigar. La problemática es distinta según se quiera saber por qué las diversas posiciones gozan de diferente prestigio en un sistema social o por qué han llegado a ellas unos individuos determinados. Lógicamente, lo primero que hay que aclarar es la existencia de posiciones distintas entre sí. Parto do la bibliografía que trata do la estratificación social ha mezclado ambas cuestiones o ha Intentado responder principalmente a la cuestión de la dificultad o facilidad con que algunos individuos pueden pasar de este estrato o de tal otro a ocupar unas posiciones determinadas. Para los funcionalistas, toda sociedad es un mecanismo en funcionamiento quo gracias a una cierta dinámica Interna logra distribuir a sus miembros en diversas posiciones sociales, convenciendo por regla general a los titulares de las diferentes posiciones para que cumplan de una manera adecuada con los deberes de sus posiciones. Prescindiendo de si el sistema social se basa en la competencia entro los diversos miembros o en la falta de competencia, la tarea es la misma: reclutar constantemente para determinadas posiciones a unos individuos que podrían seguir en la vida los caminos más diversos. Pero en toda sociedad existen posiciones que son agradables, si se las compara con otras que no presentan tantas ventajas. Además, desde el punto de vista funcional hay trabajos importantes y trabajos menos Importantes. Igualmente, la formación requerida es muy distinta en cada una de las posiciones. Toda sociedad tiene, según Davis, tres posibilidades de recompensa para lograr que los miembros de las diferentes posiciones encuentren mayores atractivos en el desempeño de las mismas: 1) recompensa material (dotación, nivel de vida, confort); 2) el interés, la tensión y la riqueza de emociones de un trabajo determinado, y 3) las propiedades de una posición que prometen al titula r una mayor conciencia de sí mismo, en comparación con otras posibilidades, y una extensión del yo. Algunos de los estímulos y algunas de las recompensas que lleva consigo el desempeño do una posición determinada, van unidos íntimamente a la misma posición y, a veces, al esfuerzo y al rol de obligatoriedad: en este caso no se pueden separar funcionalmente el ejercicio de la posición y las ventajas de la misma (así. al ejercicio de ciertas profesiones va unido el tener que viajar mucho). Por tanto, si los derechos y las ventajas de las diversas posiciones de una sociedad son desiguales, esta sociedad, según Davis, tiene que estar estratificada. La desigualdad social os, por consiguiente, un principio creado inconscientemente con ayuda del cual logran las sociedades que las posiciones más importantes estén siempre ocupadas por las personas más apropiadas. Davis afirma que las posiciones que ofrecen mayor recompensa y que conceden un rango más elevado son aquellas que, por una parte, tienen más importancia funcional para la sociedad y, por otra parte, exigen del individuo que las desempeña más talento o una preparación más larga. Davis reconoce que es muy difícil investigar la importancia funcional de una posición concreta. Si partimos del prestigio de esta posición, entonces estaríamos en un círculo vicioso. Sin embargo, según Davis, existen dos Indicadores, independientes el uno del otro, para medir esta importancia: 1 ) la medida en que la posición es única en su función, es decir, si no existe ninguna otra posición que pueda desempeñar satisfactoriamente la misma función, y 2 ) el grado en que las otras posiciones están dependiendo de ésta. En realidad, ninguna sociedad necesita premiar en el mismo grado, conforme a su importancia funcional, a todas las posiciones existentes en ella, sino sólo en la medida en que sea suficiente para conseguir que sean ocupadas por las personas adecuadas. Una posición, aunque sea funcionalmente muy importante, no necesita ser premiada de una forma especial, si puedo sor desempeñada por cualquier persona. La situación real en el mercado del trabajo es muy compleja, pues, por una parte, hay posiciones muy estimadas para las que no sirve ninguna formación por muy larga que sea, sino en primer lugar un talento que raras veces se da en la población. Por otra parte, hay posiciones que podrían ser desempeñadas por la mayoría de las personas, con tal de que pasasen el largo período de formación que es necesario para ellas. Si se da una de ambas condiciones o ambas a la vez, entonces, en opinión de Davis, el reclutamiento para estas posiciones no puede tener lugar más que en el marco do un sistema socialmente estratificado. Sin embargo, según Lepsius, la desigualdad en la valoración de las posiciones no es suficiente para explicar la estratificación social: »De unas posiciones desiguales surge una desigualdad social entre los titulares de las mismas, cuando al desempeñar una función determinada y al conformarse con las normas de ésta queda cerrado el acceso a las posiciones privilegiadas... Todas las posiciones desde las cuales, al aceptar sus normas, no sea posible ascender a posiciones privilegiadas, obligan a los titulares de las mismas a renunciar, de una forma permanente, a posiciones privilegiadas. La conformidad con las normas, exigida por la posición respectiva, obliga a sus titulares a fracasar en sus intentos por lograr unos valores culturales determinados y, con esto, justifica la desigualdad social existente entre las categorías de los titulares de las diversas posiciones. Esta desigualdad social entre las categorías de los titulares de las posiciones privilegiadas y subprivilegiadas descansa en unos mecanismos estructurales.» Siempre que se exija, para ocupar una posición, una cualificaclón do la cual estén excluidas determinadas categorías de personas, se verifica una estratificación social. Poro también existe una desigualdad estructural respecto al acceso a las posiciones «privilegiadas» de una sociedad incluso para las personas que profesional y socialmente pertenecen al mismo estrato. Casi todas las personas que ejercen una profesión liberal (médicos, arquitectos, asesores fiscales, etc.) y que pueden perder una clientela, tienen muchos más riesgos al ocupar un escaño en el parlamento que los que pueda tener, por ej., el funcionario de una asociación. La distribución real de las familias o de las personas activas de una población en diversos estratos (do 3 a 6) es un problema muy discutido. Las características de profesión, renta y formación escolar dieron en la República federal alemana (año 1960) la siguiente distribución de estratos: estrato bajo inferior, 16 %; estrato bajo superior, 30 %; estrato medio inferior, 17%: estrato medio central, 12%; estrato medio superior, 5 %, y estrato superior, 2 %. Como no clasificados quedaron 18%. Son bastantes los autores que suponen quo el estrato superior abarca en los Estados Unidos entre el 1 y el 3 % de la población y el estrato medio entre el 40 y el 45%. Lo mejor es, según R. Mayntz, distinguir entre estratos en el sentido de estructura de clases y estratos en el sentido de una diferenciación de prestigio social (determinada subjetivamente por la cultura, los valores, la tradición, los prejuicios, etc). La aplicación imprecisa del concepto status ha ocultado quizás en los últimos años las muchas dimensiones do la estratificación social. Fuente: Schoeck, Helmut. Diccionario de sociología. Herder, Barcelona, 1981. Perspectivas y conceptos en el estudio de la estratificación socialEl sistema de estratificación social determina la vida de las personas, sus oportunidades para mejorar, su salud mental, su esperanza de vida y muchas otras cosas. La gente en general es poco consciente de las fuerzas sociales sistemáticas que estructuran y dividen la sociedad en función de la riqueza. El objeto de estudio de la sociología, y por tanto de la estratificación social, tiene que ver con las propiedades de grupos, las estructuras sociales y las fuerzas sociales. En todas las sociedades conocidas se presentan diferencias más o menos acusadas de riqueza material, poder y prestigio entre sus miembros. La desigualdad social es un fenómeno universal propio de todas las sociedades humanas; a la vez la defensa de la igualdad es uno de los más poderosos fundamentos normativos de las sociedades modernas. El estudio de la estratificación social debe responder a la pregunta de: “¿quién consigue qué y por qué?”. Estratificación social y desigualdad La diferenciación social se da cuando encontramos individuos con distintas cualidades individuales (sexo, fuerza, estatura) y con diferentes papeles sociales (tareas u ocupaciones). La división del trabajo producida por las sociedades tecnológicamente complejas aumenta la diferenciación social. Ésta no supone una ordenación jerárquica de roles o cualidades personales. La diferenciación social establece el escenario para la desigualdad y la estratificación social. La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un acceso desigual a los recursos, servicios y posiciones que la sociedad valora. La desigualdad se relaciona con las diferentes posiciones de la estructura social. La desigualdad existe en el acceso a posiciones diferentes en la sociedad, aunque la evaluación social o el prestigio aparecerán como una consecuencia, ya que las personas con posiciones preferentes en la sociedad son sumamente valoradas. La estratificación social significa que la desigualdad se ha institucionalizado (sistema jerárquico en capas) y que existe un sistema de relaciones sociales que determina quién recibe qué y por qué. Otros sociólogos añaden la condición de desigualdades hereditarias. Cuando la ubicación en una clase o estrato es hereditaria se denomina adscripción (las personas no controlan las cualidades que le llevan a una posición social). Cuando la ubicación se debe a cualidades que los individuos pueden controlar, se denomina logro. En la sociedad el lugar en los estratos se basa en una mezcla de adscripción y logro. El término status debe analizarse en conjunción con el concepto de clase. Es una categoría basada en el prestigio y en el logro ocupacional. Un sistema de clases se distingue de otros sistemas de estratificación debido a la mayor posibilidad de logro o de cambios en la ubicación de clase. Lo que existe en realidad es una mezcla de adscripción y logro. La movilidad social es el movimiento individual o de grupo en el sistema de clases. Este movimiento puede ser ascendente o descendente. Fuente: Kerbo, Harold R. Estratificación social y desigualdad: el conflicto de clase en perspectiva histórica, comparada y global. McGraw-Hill, 2003. Qué es la estratificación social Los sociólogos usan los conceptos de desigualdad y estratificación social para referirse al sistema por el que una sociedad clasifica a los grupos de personas de una manera jerárquica. En todas las sociedades hay cinco principios básicos de estratificación o desigualdad social. 1. La estratificación social es una característica de la sociedad, no simplemente un reflejo de las diferencias individuales. Es un sistema que confiere un acceso desigual a los recursos. Los miembros de las sociedades industriales consideramos el estatus social como un reflejo del talento y el esfuerzo personal, aunque exageramos su significado hasta el punto de creer que eso controla nuestras vidas. 2. La estratificación social persiste a través de las generaciones. Para entender que la estratificación tiene su origen en la sociedad más que las diferencias individuales, basta solo comprobar cómo la desigualdad persiste a lo largo del tiempo. En todas las sociedades, los padres legan su posición social a sus hijos, de modo que las pautas de desigualdad permanecen inalterados de generación en generación. Algunos individuos experimentan movilidad social, cambios en la posición de una persona en la jerarquía social. La movilidad social puede ser hacia arriba o hacia abajo en la jerarquía de posiciones sociales. 3. La estratificación social es universal pero variable. La estratificación social puede encontrarse en todas las sociedades, aunque lo que es desigual y cómo es desigual varía de una sociedad a otra. Entre los miembros de las sociedades tecnológicamente simples, la diferenciación social puede ser mínima y estar basada en la edad y el sexo (aunque estos factores son todavía importantes en la mayoría de las sociedades actuales). 4. La estratificación social hace referencia no solo a las desigualdades sino también a las creencias. Todo sistema de desigualdad no solo da a algunas personas más recursos que a otras, sino que también implica una serie de creencias bajo las cuales aquellas diferencias y desigualdades se presentan como justas. De la misma manera que lo que hace a las personas diferentes varía de unas sociedades a otras, las ideas o creencias que sirven para legitimar esas diferencias también varían. Los sociólogos han introducido términos tales como «ideología» o «hegemonía» para referirse a esas creencias. En cualquier caso, aquellos que ocupan posiciones privilegiadas en sus sociedades son quienes más apoyan esas creencias, mientras que aquellas personas que ocupan posiciones subordinadas expresan más interés en cambiar las cosas. 5. La estratificación social genera identidades compartidas que ubican a las personas en categorías sociales diferentes. La identidad sirve para delimitar unas categorías sociales de otras y, con la ayuda de repertorios culturales, para reclamar su lealtad o pertenencia a una u otra categoría. En todos los sistemas de estratificación social, las personas tienen que lidiar con su adscripción a una categoría social: pueden aceptarla, discutirla o incluso resistirse a ella. Para Marx, por ejemplo, el sentido de pertenencia a la clase trabajadora, o lo que él llamaba la «conciencia de clase» era muy importante. Fuente: Macionis, John J.; Plummer, Ken. Sociología. Pearson Educación, Madrid, 2011. Max Weber (1864-1920)La racionalización de la sociedad y el desencantamiento del mundo Tradición y racionalidad En lugar de categorizar las sociedades en términos de sus tecnologías o sistemas productivos, Max Weber destacó las diferencias entre las sociedades en las maneras en que las personas ven el mundo. De una manera más sencilla, Weber llegó a la conclusión de que los ciudadanos de las sociedades preindustriales se aferran a la tradición, mientras que los ciudadanos de las sociedades industriales-capitalistas respaldan la racionalidad. Por tradición, Weber quería decir que los sentimientos y las creencias pasaban de generación a generación. De modo que las sociedades tradicionales están guiadas por el pasado. Sus miembros evalúan acciones concretas como correctas y apropiadas precisamente porque estas acciones han sido aceptadas durante largo tiempo. Las personas en las sociedades modernas tienen un punto de vista diferente del mundo, argumentaba Weber. Aceptan y persiguen la racionalidad, un deliberado y prosaico cálculo de los medios más eficientes para lograr un objetivo determinado. Los sentimientos no tienen cabida desde un punto de vista racional del mundo. Por lo general, las personas modernas prefieren pensar y actuar sobre las bases de las consecuencias presentes y futuras, evaluando sus empleos, su formación académica e incluso sus relaciones en términos de lo que invierten en ellas y de lo que esperan recibir a cambio. Weber consideraba tanto la Revolución Industrial como el capitalismo como evidencias de una oleada histórica de racionalidad. Utilizó la expresión racionalización de la sociedad para indicar el cambio histórico desde la tradición hasta la racionalidad como el modo dominante del pensamiento humano. Llegó a la conclusión de que el mundo y la sociedad moderna se ha «desencantado», esto es, que los lazos sentimentales con el pasado se han sustituido por el pensamiento científico y la tecnología. La disposición para adoptar las últimas tecnologías es un buen indicador de lo racionalizada que está una sociedad. [...] Racionalidad y burocracia Aunque la iglesia medieval adquirió mucha importancia, Weber argumentaba que nunca fue enteramente racional porque su objetivo era preservar la tradición. Las organizaciones verdaderamente racionales, que se centraban principalmente en la eficiencia, aparecieron únicamente en los últimos siglos. El tipo organizacional que Weber llamó burocracia cobró importancia, junto con el capitalismo, como una expresión de racionalidad. [...] Weber consideró esta forma organizativa como la expresión más evidente de una manera racional de ver el mundo porque sus elementos principales (las secciones o departamentos de una empresa, por ejemplo), están destinados a alcanzar unos objetivos específicos de la manera más eficiente posible. Por el contrario, la ineficiencia de la organización tradicional se refleja en su hostilidad al cambio. En resumen, Weber sostenía que la burocracia había transformado la sociedad de la misma manera que la industrialización había transformado la economía. Es más, Weber destacó que la burocracia racional tiene una afinidad especial con el capitalismo: Hoy en día, es ante todo la economía de mercado capitalista la que exige que los asuntos oficiales de las administraciones públicas se cumplan exactamente según las normas debidas, sin discrecionalidad de ningún tipo, y tan rápidamente como sea posible. Normalmente, las empresas capitalistas muy grandes son ejemplos paradigmáticos de organizaciones burocráticas. (Weber, 1978: 974; edición original de 1921). Racionalidad y alienación Max Weber estaba de acuerdo con Karl Marx a la hora de reconocer la eficiencia del capitalismo industrial. Weber también compartía la conclusión de Marx de que la sociedad moderna produce una alienación generalizada, aunque por diferentes razones. Para Weber, el principal problema no es la desigualdad económica que tanto preocupaba a Marx, sino la agobiante regulación y deshumanización que acompaña a la burocracia en expansión. Todo lo cual conduce a un creciente «desencanto del mundo». Los burócratas, advertía Weber, tratan a las personas como una serie de casos en lugar de tratarlos como individuos únicos. Además, los trabajos en las grandes organizaciones exigen rutinas altamente especializadas y, a menudo, tediosas. Por último, Weber se imaginó la sociedad moderna como un enorme y creciente sistema de normas que buscarían regular absolutamente todo y que amenazarían con aplastar el espíritu humano. Una ironía que encontramos en el trabajo de Marx reaparece en el pensamiento de Weber: en lugar de servir a la humanidad, la sociedad moderna se vuelve contra sus creadores y los esclaviza. En el lenguaje nostálgico de la descripción de Marx de las víctimas humanas del capitalismo industrial, Weber retrataba al individuo moderno como «únicamente una pequeña pieza de un engranaje en movimiento perpetuo, que le ordena seguir una marcha fija sin fin» (1921). De modo que, conociendo bien las ventajas de la sociedad moderna, Weber acabó sus días sintiéndose profundamente pesimista. Temía que la racionalización de la sociedad acabaría por reducir las personas a robots. Organización social racional Weber sostenía que, desencadenando la Revolución Industrial y provocando el desarrollo del capitalismo, la racionalidad había definido el carácter de la sociedad moderna. La organización social racional tiene los rasgos siguientes:. 1. Instituciones sociales características. Entre los pueblos cazadores y recolectores, la familia era virtualmente el centro de todas las actividades. Sin embargo, gradualmente otras instituciones sociales, incluyendo los sistemas religiosos, políticos y económicos, neutralizaron su importancia. En las sociedades modernas, han aparecido también instituciones educativas y sanitarias. La separación de las instituciones sociales (que detallaremos en un capítulo posterior) es una estrategia racional para abordar las necesidades humanas de una manera más eficiente. 2. Organizaciones a gran escala. Un ejemplo de la racionalidad moderna se puede constatar en la proliferación de organizaciones a gran escala. En un momento tan antiguo como la era de la horticultura, los funcionarios políticos supervisaban las prácticas religiosas, los trabajos públicos y las guerras. En la Europa medieval, la Iglesia católica creció aún más con miles de funcionarios. En las sociedades racionales modernas, los empleados gubernamentales se pueden contar por millones, y la mayoría de las personas trabajan para una organización. 3. Tareas especializadas. A diferencia de los miembros de las sociedades tradicionales, los individuos de las sociedades modernas se dedican a un amplio abanico de actividades especializadas. La cantidad de ocupaciones o profesiones que existen en las sociedades más avanzadas es enorme, y para comprobarlo solo hace falta echar un vistazo a las Páginas Amarillas de cualquier ciudad, que pueden tener más de mil páginas. 4. Disciplina personal. La sociedad moderna premia la autodisciplina. Para los primeros calvinistas, por supuesto, la disciplina tenía un origen religioso. Pero, aún distanciada de estos orígenes, la disciplina se cultiva y se premia en la vida diaria, al lado de valores como la realización personal, el éxito y la eficiencia. 5. Conciencia del tiempo. En las sociedades tradicionales, las personas miden el tiempo según el ritmo del sol y de las estaciones. En las sociedades modernas, por el contrario, se organizan las citas, los compromisos o cualquier tipo de actividad a una hora y un minuto precisos. Resulta interesante que los relojes hayan aparecido en las ciudades europeas hace unos 500 años, exactamente cuando comenzaba a extenderse el comercio, y que muchas personas comenzaran a pensar (tomando prestada la frase de Benjamin Franklin) que «el tiempo es dinero». 6. Competencia técnica. Los miembros de las sociedades tradicionales se evaluaban los unos a los otros básicamente sobre las bases de quiénes eran (esto es, según su familia o parentesco). Por el contrario, la racionalidad moderna nos empuja a juzgar a los demás por lo que son (es decir, con un ojo puesto en sus destrezas y habilidades). 7. Impersonalidad. Finalmente, en una sociedad racional, la competencia técnica tiene prioridad sobre las relaciones personales, lo que se traduce en un mundo impersonal. La vida social moderna se puede interpretar como la interacción entre especialistas preocupados por la realización de tareas específicas, en lugar de la interacción entre personas claramente preocupadas las unas por las otras. Weber explicó que tendemos a devaluar los sentimientos y las emociones personales como «irracionales» porque a menudo dificultan el control. Fuente: Macionis, John J. y Plummer, Ken. Sociología. Pearson Educación, Madrid. 2011. |
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Octubre 2020
AutorLeonardo Pittamiglio |