Módulo II: Individuo, sociedad y cultura Texto II-2b: La cultura Los componentes de la culturaAunque los detalles de las culturas individuales varían mucho, todas las culturas tienen cuatro componentes comunes no materiales: símbolos, lenguaje, valores y normas. Estos componentes contribuyen a la armonía y al conflicto en una sociedad.
Símbolos Un símbolo es algo que significativamente representa algo más. La cultura no podría existir sin los símbolos porque no habría significados compartidos entre la gente. Éstos pueden producir simultáneamente lealtad y animosidad, amor y odio. Nos ayudan a comunicar ideas porque expresan conceptos abstractos con objetos visibles. Por ejemplo, las banderas pueden querer decir patriotismo, nacionalismo, espíritu escolar o creencias religiosas por parte de los miembros de un grupo o sociedad. Los símbolos pueden querer decir amor (un corazón en San Valentín), paz (una paloma) u odio (una svástica nazi), tal como las palabras pueden usarse para comunicar estos significados. Los símbolos también pueden transmitir otros tipos de ideas. El sonido de una sirena es un símbolo que denota una situación de emergencia y envía el mensaje de allanar el camino inmediatamente. Los gestos y ademanes también son una forma simbólica de comunicación; un movimiento de la cabeza, el cuerpo o las manos puede expresar nuestras ideas o sentimientos a otras personas. Por ejemplo, en Estados Unidos apuntar al pecho con el pulgar o el índice es un símbolo de “yo”. Los símbolos afectan nuestros pensamientos acerca de la clase. Por ejemplo, la forma en que viste una persona o el tipo de automóvil que maneja se usa con frecuencia, al menos inconscientemente, como medida de la posición económica. Respecto a la ropa, aunque mucha gente se viste casual en la vida diaria, el lugar donde la compró a menudo es un simbolo de estatus social. ¿Se compraron los artículos en Walmart, Old Navy, Abercrombie Fitch o Saks Fifth Avenue? ¿Cuáles indicadores existen en la ropa —como la paloma de Nike, algún otro logo o nombre de la marca— que dicen algo del estatus del producto? Los automóviles y sus logos también son símbolos que tienen significado cultural más allá del ambiente de compras en los que se originaron. Finalmente, los símbolos pueden ser específicos para una cultura determinada y tienen significado especial para los individuos que comparten esa cultura pero no necesariamente para otras personas. Por ejemplo, considera el uso de ciertos alimentos para celebrar el año nuevo chino: los brotes de bambú y las algas negras representan riqueza, los cacahuates y fideos simbolizan una larga vida y las mandarinas buena suerte. ¿Qué alimentos en otras culturas representan “buena suerte” o prosperidad? Lenguaje El lenguaje es un conjunto de símbolos que expresan ideas y permiten a la gente pensar y comunicarse con otros. El lenguaje verbal (hablado) y no verbal (escrito o por señas) nos ayuda a describir la realidad. Uno de nuestros atributos humanos más importantes es la habilidad de usar el lenguaje para compartir nuestras experiencias, sentimientos y conocimientos con otros. El lenguaje puede crear imágenes visuales en nuestra cabeza, tales como “los gatitos se veían como pequeñas bolas de algodón” (Samovar y Porter, 1991a). El lenguaje también permite a la gente distinguirse de los fuereños y mantener los límites y la solidaridad del grupo (Farb, 1973). El lenguaje no es únicamente una característica humana. Otros animales usan sonidos, gestos, tacto y olores para comunicarse unos con otros, pero ocupan señales con significados determinados que están limitados a una situación inmediata (el presente) y no pueden abarcar situaciones pasadas o futuras. Por ejemplo, los chimpancés pueden usar elementos del lenguaje por señas americano y manipular objetos físicos para hacer “oraciones”, pero no están dotados del aparato vocal que se necesita para formar las consonantes que se requieren en el lenguaje oral. Como resultado, los animales no humanos no pueden transmitir a sus crías los aspectos más complejos de la cultura. Los humanos tienen una habilidad única para manipular símbolos para expresar conceptos abstractos y reglas, y así crear y transmitir la cultura de una generación a otra. Lenguaje y realidad social. ¿El lenguaje crea la realidad, o simplemente la comunica? Los antropólogos lingiiistas Edward Sapir y Benjamin Whorf han sugerido que el lenguaje no sólo expresa nuestros pensamientos e ideas, sino que también influencia nuestra percepción de la realidad. De acuerdo con la hipótesis Sapir- Whorf, el lenguaje da forma a la visión de la realidad de sus hablantes (Whorf, 1956; Sapir, 1961). Si las personas son capaces de pensar sólo a través del lenguaje, entonces éste debe anteceder al pensamiento. Si de hecho el lenguaje da forma a la realidad que percibimos y experimentamos, entonces algunos aspectos del mundo se observan como importantes y otros se obvian porque la gente conoce el mundo sólo en términos del vocabulario y la gramática de su propio lenguaje. Si el lenguaje crea la realidad, ¿estamos atrapados por nuestro propio lenguaje? Muchos científicos sociales están de acuerdo en que la hipótesis Sapir-Whorf exagera la relación entre el lenguaje y nuestros patrones de pensamiento y comportamiento. Aunque reconocen que el lenguaje tiene muchos significados sutiles y que las palabras que usa la gente reflejan sus principales preocupaciones, la mayoría de los sociólogos concuerdan en que el lenguaje puede influenciar nuestro comportamiento e interpretación de la realidad social, pero no los determina. Lenguaje y género. ¿Cuál es la relación entre lengua je y género? ¿Qué suposiciones culturales sobre el hombre y la mujer refleja el lenguaje? Los académicos han sugerido varias formas en las que el lenguaje y el género se entrelazan: - El idioma inglés ignora a la mujer al usar la forma masculina para referirse a los seres humanos en general. Por ejemplo, la palabra hombre (en inglés, man) se usa genéricamente en palabras como director (en inglés, chairman) y humanidad (en inglés, mankinad), que supuestamente incluye a hombres y mujeres. - El uso de los pronombres él y ella afectan nuestro pensamiento sobre el género. Los pronombres muestran el género de la persona que tiene cierta ocupación. Por ejemplo, enfermeras, secretarias y maestros generalmente son ella; pero uno se refiere a los doctores, ingenieros, electricistas y presidentes como él. - Las palabras tienen connotaciones positivas cuando se relacionan con el poder, prestigio y liderazgo masculino; cuando se relacionan con mujeres, tienen tonos negativos de debilidad, inferioridad e inmadurez (Epstein, 1988:224). 6 La tabla 3.1 muestra cómo el lenguaje basado en el género refleja la tradicional aceptación de la mujer y el hombre en ciertos empleos, implicando que éstos son diferentes cuando los ocupan mujeres en lugar de hombres. - Una predisposición a pensar acerca de las mujeres en términos sexuales basada en el lenguaje refuerza la noción de que la mujer es un objeto sexual. Con frecuencia se describe a las mujeres con términos como zorra, tipa, perra, nena o muñeca, que les atribuye características infantiles o hasta de mascotas. En contraste, el hombre tiene una presión acerca de su desempeño al ser definido en términos de su capacidad sexual, como galán, semental y garañón (Baker, 1993). El género en el lenguaje se ha debatido y estudiado extensamente en los últimos años y han ocurrido varios cambios. Muchas organizaciones y publicaciones han establecido lineamientos para usar lenguaje no sexista y han cambiado los títulos de director a dirección. Las señales de “Hombres trabajando” se han cambiado por “Personas trabajando”. A algunas ocupaciones se les han dado títulos “sin género”, como asistente de vuelo. Para desarrollar una sociedad más incluyente y equitativa, muchos académicos sugieren que se necesita un lenguaje más incluyente (véase Basow, 1992). Sin embargo, mucha gente se resiste al cambio argumentando que se arruina el idioma (Epstein, 1988). Lenguaje, raza y etnia. El lenguaje puede crear y reforzar nuestra percepción de la raza y etnia, al transmitir ideas preconcebidas acerca de la superioridad de una categoría de gente sobre otra. Veamos algunas imágenes comunicadas con palabras —en inglés— sobre raza/etnia: e Las palabras pueden tener más de un significado y crean o refuerzan imágenes negativas. "Iérminos como corazón negro (malvado) y expresiones como el punto negro (un hecho negativo) y la suerte de un chino (con pocas posibilidades de éxito); asocian las palabras negro y chino con imágenes negativas o despectivas. En contraste, expresiones como blanca paloma y los hombres buenos usan sombrero blanco, refuerzan las asociaciones positivas con el color blanco. - Términos exageradamente despectivos —en inglés— como nigger, kike, gook, honkey, chink, spic y otras expresiones raciales se han “popularizado” por las películas, música, rutinas cómicas, etc. Estos términos despectivos se usan frecuentemente junto con amenazas físicas y cada vez más se considera que no deben usarse ni en “broma”. - Las palabras a menudo se usan para crear o reforzar la percepción de un grupo. Por ejemplo, a los nativos americanos se les llama “salvajes” y “primitivos” y a los afroamericanos se les describe como “incivilizados”, “caníbales” y “paganos”. - La “voz” de los verbos puede minimizar o identificar erróneamente las actividades o logros de la gente de color. Por ejemplo, el uso de la voz pasiva en la expresión “A los afroamericanos se les dio el derecho al voto”, ignora la lucha por ganar este derecho. Los verbos en voz activa también pueden atribuir erróneamente logros a personas o grupos. Algunos historiadores argumentan que la tendencia cultural se muestra en “Colón descubrió América”, ya que América ya estaba habitada por gente a la que se le llamó nativa (véase Stannard, 1992; Takaki, 1993). - Los adjetivos que típicamente tienen connotaciones positivas pueden tener un significado diferente cuando se usan en ciertos contextos. Respecto a los empleos, se puede decir que una persona de color está “calificada” para un puesto, cuando se da por sentado que los blancos están calificados para esa misma posición (véase Moore, 1992). Además de estas preocupaciones acerca del idioma inglés, también surgen problemas cuando hay más de una lengua implicada. A lo largo de la nación, el asunto de si Estados Unidos debe tener un idioma “oficial” continúa. Algunas personas creen que no hay necesidad de designar un idioma oficial; otras consideran que el inglés debe ser designado como tal y que el uso de cualquier otro lenguaje debe ser desalentado. Recientemente, el consejo de la ciudad en Farmers Branch —un suburbio de Dallas, Texas— adoptó una resolución declarando que el inglés es el idioma oficial en esa ciudad. De acuerdo con esta resolución, el uso del idioma común “quita las barreras del malentendido y ayuda a unir a la gente de Farmers Branch, el estado de Texas y Estados Unidos; y ayuda a la participación cívica completa de todos sus ciudadanos..” (City of Farmers Branch, 2006). Esta resolución se aprobó al mismo tiempo que una ley local que prohíbe a los “inmigrantes ilegales” rentar departamentos en Farmers Branch. ¿Están inmersos en las decisiones de política social los temas sociales y culturales como éstos? Aunque Estados Unidos siempre ha sido una nación de inmigrantes, en las décadas recientes este país ha experimentado cambios rápidos en la población que han traído mayor diversidad de idiomas y culturas. Información reciente recopilada por la U.S. Census Bureau (véase “Perfiles de censo: idiomas que se hablan en los hogares estadounidenses”) indica que aunque más de 80% de la gente en este país sólo habla inglés en casa, casi 20% habla otro idioma. La mayor parte (más de 10% de la población estadounidense) habla español. Si pensamos en el idioma desde una perspectiva funcionalista, vemos que un idioma compartido es esencial para mantener una cultura común. Desde este punto de vista, el lenguaje es una fuerza estabilizadora en la sociedad y un medio importante para la transmisión de la cultura. Mediante el lenguaje los niños aprenden su herencia cultural y desarrollan un sentido de identidad cultural en relación con su grupo. Por ejemplo, los la tinos en Nuevo México y el sur de Texas usan dichos —proverbios o refranes únicos en el lenguaje español — para expresarse y como reflejo de su herencia cultural, Ejemplos de estos dichos incluyen anda tu camino sin ayuda del vecino y amor de lejos es de pendejos. Los di chos pasan de generación en generación como una inva luable tradición verbal con la que la gente da consejos o una lección (Gándara, 1995). Por otra parte, si vemos al lenguaje desde el punto de vista del conflicto, constituye una fuente de poder y un medio para el control social. El lenguaje se puede usar para perpetuar desigualdades entre la gente y los grupos porque las palabras se pueden usar (con o sin intención) para “mantener a la gente en su lugar”. Como sugiere la lingúista Deborah Tannen (1993:B5), “los devastadores odios grupales que dan como resultado mucho sufrimiento en nuestro país y alrededor del mundo están relacionados en su origen con las pequeñas intolerancias que existen en nuestras conversaciones diarias; nuestra prisa por atribuir buenas intenciones a nosotros mismos y malas intenciones a los demás”. El lenguaje, en consecuencia, es un reflejo de nuestros sentimientos y valores. Valores Los valores son ideas colectivas acerca de los que es correcto o incorrecto, bueno o malo y deseable o indeseable en una cultura en particular (William, 1970). Los valores no dictan qué comportamientos son apropiados y cuáles no, pero proporcionan un criterio para evaluar a las personas, objetos y hechos. Los valores vienen típicamente en pares de valores positivos o negativos, como ser valiente o cobarde, trabajador o perezoso. Debido a que usamos valores para justificar nuestro comportamiento, tendemos a defenderlos firmemente (Kluckhohn, 1961). Valores fundamentales estadounidenses. ¿Tienen valores compartidos en Estados Unidos? Los sociólogos están en desacuerdo sobre hasta qué punto la gente de este país comparte un grupo de valores fundamentales. Los funcionalistas tienden a pensar que los valores compartidos son esenciales para el mantenimiento de una sociedad; y los académicos, usando una visión funcionalista, han realizado la mayor parte de la investigación sobre valores fundamentales. Los analistas que se concentran en la importancia de los valores fundamentales sostienen que los siguientes diez valores, identificados hace 40 años por el sociólogo Robin M. Williams, Jr. (1970) todavía son muy importantes en Estados Unidos: 1. Individualismo. La gente es responsable de su propio éxito o fracaso. La habilidad individual y el trabajo arduo son las llaves del éxito. Aquellos que no tienen éxito sólo pueden culparse a sí mismos debido a su falta de habilidad, pereza, inmoralidad u otros defectos de carácter. 2. Logro y éxito. Los logros personales son resultado de la competencia exitosa con otros. Se alienta a los individuos a ser mejores que otros en la escuela y en el trabajo con el fin de obtener riqueza, poder y prestigio. Las posesiones materiales son consideradas como señal de logro personal. 3. Actividad y trabajo. Se alaba a las personas industriosas por sus logros; se ridiculiza a los que se percibe como perezosos. Desde la época de los puritanos, se considera el trabajo como importante. Hasta en su tiempo de ocio, mucha gente “trabaja” durante su descanso. Por ejemplo, piensa en todos los individuos que toman clases de ejercicio, corren maratones, hacen jardinería, reparan autos y otras actividades en su tiempo libre. 4. Ciencia y tecnología. La gente en Estados Unidos tiene mucha fe en la ciencia y la tecnología. Esperan que los avances científicos y tecnológicos controlen finalmente la naturaleza, el proceso de envejecimiento y hasta la muerte. 5. Progreso y comodidad material. Las comodidades materiales no sólo incluyen las necesidades básicas (como techo adecuado, nutrición y cuidado médico) sino los bienes y servicios que hacen la vida más fácil y placentera. 6. Eficiencia y sentido práctico. La gente quiere que las cosas sean más grandes, mejores y más rápidas. Como resultado, se da gran valor a la eficiencia (“¿qué tan bien trabaja”?) y al sentido práctico (“¿es algo factible de hacer?”). 7. Igualdad. Desde la época de la Colonia se han rechazado en Estados Unidos las distinciones de clase abiertas. Sin embargo, “la igualdad” se ha definido como “igualdad de oportunidades” —una oportunidad igual de alcanzar el éxito— y no como “igualdad de resultados”. 8. Moralidad y humanitarismo. Ayudar a otros, especialmente después de un desastre natural (como inundaciones o huracanes), se considera un valor. La idea de ayudar a otros originalmente fue una enseñanza religiosa y estaba unida a la idea de moralidad. Hoy, la gente se involucra en actos humanitarios sin percibir necesariamente que es la acción “moral” por seguir. 9. Libertad. La libertad individual es muy valorada en Estados Unidos. La idea de libertad incluye la de propiedad privada, la habilidad de involucrarse en empresas privadas, libertad de prensa y otras libertades que se consideran derechos “básicos”. 10. Racismo y superioridad de grupo. La gente valora por encima de otros su grupo racial o étnico. Tales sentimientos de superioridad pueden conducir a discriminación; la esclavitud y la segregación son ejemplos clásicos. Mucha gente cree también en la superioridad de su país y que “el estilo de vida estadounidense” es mejor. ¿Crees que estos valores son importantes hoy? ¿Existen valores fundamentales que consideras deben agregarse a la lista? Aunque los sociólogos no han acordado una lista específica de valores fundamentales emergentes, varios analistas sociales han sugerido que algunos valores compartidos adicionales en Estados Unidos incluyen: - Sensibilidad ecológica, con una creciente conciencia de los problemas globales como la sobrepoblación y el calentamiento global. - Énfasis en el desarrollo y mantenimiento de las relaciones mediante la honestidad abierta, justicia y tolerancia de otros. - La espiritualidad y la necesidad de un significado de la vida que va más allá de uno mismo. Contradicciones de valores. ¿Es posible que haya contradicciones entre los valores de la sociedad? Sí, todas las sociedades —incluido Estados Unidos— tienen contradicción de valores. La contradicción de valores son valores que están en conflicto uno con otro o que son mutuamente excluyentes (lograr uno hace difícil, si no imposible, lograr el otro). Hay situaciones en las que los valores fundamentales de moralidad y humanitarismo pueden estar en conflicto con valores de logro individual y éxito. Por ejemplo, los valores humanitarios que se reflejan en la asistencia social y otros programas de ayuda gubernamental siguen en conflicto con los valores que enfatizan el trabajo duro y los logros personales. Hoy, algunas personas se sienten más ambivalentes acerca de ayudar a la gente crónicamente pobre o a los indigentes que ayudar a las víctimas recientes de un gran desastre natural. Por ejemplo, en la secuela del huracán Katrina en 2005, mucha gente estuvo más dispuesta a hacer contribuciones generosas para ayudar a los sobrevivientes de este desastre, que lo que estuvieron para ayudar a los indigentes a lo largo de la nación. Cultura ideal versus real. ¿Cuál es la relación entre los valores y el comportamiento humano? De acuerdo con los sociólogos, no siempre actuamos de acuerdo con los valores que pregonamos. Los sociólogos se refieren a esta contradicción como una brecha entre la cultura ideal y la cultura real. Cultura ideal se refiere a los valo res y estándares de comportamiento que la gente en una sociedad dice tener. Cultura real se refiere a los valores y estándares de comportamiento que la gente realmente sigue. Por ejemplo, podemos decir que respetamos la ley (valor de la cultura ideal) pero fumamos marihuana (comportamiento de la cultura real), o podemos manejar regularmente por encima del límite de velocidad pero pensar que somos “buenos ciudadanos”. Numerosos estudios muestran una discrepancia entre los valores de la cultura ideal y el comportamiento real de la gente. Por ejemplo, un estudio de la Universidad de Arizona conocido como el “Proyecto Basura” analizó los desperdicios domésticos para determinar el índice de consumo de alcohol en Tucson, Arizona. Cuando se preguntó a la gente sobre su nivel de consumo de alcohol, los individuos que viven en algunas áreas de la ciudad reportaron muy bajos niveles. Sin embargo, cuando los investigadores analizaron su basura, encontraron que más de 80% de esos hogares consumían cerveza y que más de la mitad desechaban ocho o más latas a la semana (Haviland, 1993). Este es sólo uno de muchos ejemplos sobre cómo el reporte personal de las creencia o valores de la gente puede diferir de su comportamiento real. Por esta razón, las sociedades tienen normas específicas que gobiernan el comportamiento humano. Normas Los valores proporcionan ideales o creencias sobre el comportamiento pero no dicen explícitamente cómo debemos comportarnos. Las normas, por otra parte, tienen expectativas de comportamiento específicas. Las normas son reglas establecidas de comportamiento o estándares de conducta. Las normas prescriptivas establecen cuál comportamiento es apropiado o aceptable. Por ejemplo, se espera que las personas que ganan cierta cantidad de dinero hagan una declaración fiscal y paguen los impuestos que deben. Las normas basadas en la costumbre nos llevan a abrir la puerta para una persona que carga algo muy pesado. En contraste, las normas proscriptivas establecen cuál comportamiento es inapropiado o inaceptable. Las leyes que nos prohíben manejar por encima del límite de velocidad y los “buenos modales” que te impiden hablar por teléfono celular durante la clase son dos ejemplos. Las normas prescriptivas y proscriptivas operan a todo nivel en la sociedad, desde las acciones diarias hasta la formulación de leyes. Normas formales e informales. No todas las normas tienen la misma importancia; aquellas que son de mayor importancia se formalizan. Las normas formales se escriben e implican castigos específicos para los infractores. Las leyes son el tipo más común de normas formales; se han codificado y se pueden hacer valer por medio de sanciones. Las sanciones son recompensas por comportamiento apropiado o castigos por comportamiento inapropiado. Ejemplos de la sanción positiva incluyen la alabanza, honores o medallas. Las sanciones negativas van desde la desaprobación media hasta la pena de muerte. En el caso de la ley, las sanciones formales están claramente definidas y sólo las pueden aplicar personas en posiciones oficiales (como policía y jueces), quienes tienen la autoridad de imponer dichas sanciones. A las normas que se consideran menos importantes se les llama normas informales, estándares no escritos de comportamiento y que comprende la gente que comparte una identidad común. Cuando los individuos infringen las normas informales, las otras personas pueden aplicar sanciones informales. Las sanciones informales no están claramente definidas y las puede aplicar cualquier miembro del grupo (un gesto o un comentario negativo). Uso popular. Las normas también se clasifican de acuerdo con su importancia social relativa. El uso popular son normas informales o costumbres diarias que pueden violarse sin consecuencias serias dentro de'una cultura en particular (Sumner, 1959/1906). Proporcionan reglas de conducta pero no se consideran esenciales para la supervivencia de la sociedad. En Estados Unidos, el uso popular incluye emplear desodorante, lavarse los dientes y usar ropa apropiada para ocasiones específicas. Con frecuencia, el uso popular no es obligado, las sanciones que resultan tienden a ser informales y relativamente suaves. El uso popular es específico de la cultura; son patrones de comportamiento aprendidos que pueden variar de una sociedad a otra. En Japón, por ejemplo, donde las paredes de los cubículos de los baños llegan hasta el suelo, el uso popular dicta que se debe tocar a la puerta antes de entrar al cubículo (no puedes saber si está ocupado si no tocas). Sin embargo, la gente en Estados Unidos se siente desconcertada si alguien toca en su cubículo (A. Collins, 1991). Costumbres morales. Otras normas se consideran esenciales para la estabilidad de la sociedad. Las costumbres morales son normas profundamente arraigadas que tienen connotaciones morales y éticas en una cultura, que no pueden infringirse sin serias consecuencias. Debido a que las costumbres morales se basan en valores culturales y se consideran cruciales para el bienestar del grupo, los transgresores se exponen a sanciones negativas más severas (como el ridículo, pérdida del empleo o encarcelamiento) que las que se aplican a las normas de uso popular. A las costumbres morales más fuertes se les llama tabúes. Los tabúes son costumbres morales tan fuertes que su violación se considera extremadamente ofensiva y hasta innombrable. La violación de los tabúes es castigada por el grupo o hasta, según ciertos sistemas de creencias, por fuerzas sobrenaturales. El tabú del incesto, que prohíbe las relaciones sexuales entre ciertas categorías de parentesco, es un ejemplo de un tabú casi universal. El uso popular y las costumbres morales proporcionan estructura y seguridad a la sociedad. Hacen la vida diaria más predecible y dan a la gente algunas guías de apariencia y comportamiento. Al viajar los individuos a otros países, se dan cuenta de las diferencias culturales entre los usos y costumbres morales existentes. Por ejemplo, las mujeres estadounidenses que viajan a naciones musulmanas rápidamente se dan cuenta de las costumbres morales basadas en el sharia (los edictos del Corán), que ordena el dominio del hombre sobre la mujer. En Arabia Saudita, por ejemplo, no se permite que las mujeres se mezclen con hombres en público. Los bancos tienen sucursales con cajeras exclusivamente y sólo clientes mujeres. En los hospitales, se supone que las doctoras sólo atiendan a niños y otras mujeres (Alireza, 1990; Ibrahim, 1990). Leyes. Las leyes son normas formales, estandarizadas, que son promulgadas por legislaturas y se hacen cumplir mediante sanciones formales. Las leyes pueden ser civiles o penales. La ley civil lidia con disputas entre personas o grupos. Las personas que pierden demandas civiles pueden ser sancionadas con pagar una compensación a la otra parte o se les puede ordenar suspender cierta conducta. La ley penal, por otra parte, lidia con la seguridad y el bienestar público. Cuando se violan las leyes penales, las sanciopes más probables son multas y cárcel, aunque en algunos estados, se aplica la pena de muerte por ciertas ofensas mayores. Fuente: Kendall, Diana. Sociología en nuestro tiempo. Cengage Learning, México, 2012.
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Módulo II: Individuo, sociedad y cultura Texto II-2a: La cultura En este capítulo trataremos muchos temas. Pero hay un problema que atraviesa a todos ellos, y que ha sido uno de los ejes centrales de la preocupación de los sociólogos: ¿Cómo es posible el orden social? No es una pregunta trivial. Nuestra experiencia es la de la individualidad: nos sentimos individuos únicos, situados en puntos únicos de la matriz social, que tomamos decisiones también únicas. Sin embargo, como uruguayos nos comportamos de maneras bastante iguales: cultivamos una apariencia bastante similar, hablamos de un modo característico, nos gusta comer las mismas cosas, y tendemos a tener comportamientos previsibles. Nuestras tasas de natalidad varían poco, y nuestra conducta social es bastante reservada. ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que gente tan distinta se comporte de un modo tan similar, y por tanto, previsible? Ese es el problema del orden. ¿Por qué existe el orden social? ¿Por qué la gente sigue pautas culturales, cumple con las normas sociales y desempeña los roles asignados por su sociedad? Para eso, hay que seguir leyendo. UNO: La sociedad humana“La vida en sociedad no es exclusiva de la especie humana. Múltiples especies animales se adaptan a la naturaleza, formando sociedades: las abejas, las termitas, varias especies de aves, todos los primates. Pero ello no significa que no existan diferencias entre ellas: las sociedades animales están organizadas según pautas determinadas mayoritariamente por la constitución biológica que se transmite por la herencia; mientras que la organización social en las sociedades humanas depende de la cultura. En el primer caso, hablamos de sistemas biosociales, en el segundo, de sistemas socioculturales. (Davis, 1984:30s8). En la sociedad humana, igual que en la de los primates y animales superiores, la organización social no depende de diferencias biológicas estructurales entre sus miembros. En una colmena, las diferentes funciones son cumplidas por individuos biológicamente diferenciados: una reina fértil que pone huevos, y un conjunto de obreras estériles que cambian su función según la etapa de la vida en que se encuentren. Esta rígida división del trabajo no existe entre los hombres, que tienen que aprender a desempeñar las distintas tareas que son necesarias en una sociedad; la ocupación de las personas no viene determinada genéticamente. Con todo lo complejo que pueda parecer el aprendizaje que la persona debe realizar para formar parte de su sociedad y de su cultura y para cumplir determinada función social, no es necesario que abarque todos los contenidos culturales. "La división del trabajo nos permite beneficiarnos de la mayor parte de la cultura sin tener que aprenderla. No sabemos cómo se fabrican los vestidos que usamos ni la comida que comemos; no sabríamos componer una música que disfrutamos, o construir la vivienda donde habitamos. No obstante lo cual somos integrantes de la sociedad y partícipes cabales de estas manifestaciones culturales. La transmisión de destrezas, de pautas de comportamiento y de formas de organización, tiene lugar a través de un medio específicamente humano, como es la comunicación simbólica. El hombre se comunica por medio de símbolos, con los cuales puede expresar no sólo ideas y emociones que vive en ese momento, sino también situaciones pasadas, futuras O imaginadas. El lenguaje, como con junto de símbolos arbitrarios que sirven a la comunicación, parece ser patrimonio exclusivo de la especie humana. Cuando además del lenguaje, la sociedad humana dispone de la escritura, las posibilidades de comunicación aumentan aún más. La trasmisión simbólica deja de ocurrir exclusivamente en el contacto directo entre los sujetos, y puede perpetuarse y difundirse, alcanzando a mu chas más personas en distintos lugares y aun épocas. Otra de las consecuencias que tiene para la sociedad humana el uso de símbolos, es que a través de ellos, los hechos, tanto físicos y naturales como sociales, cobran significado. No sólo sentimos necesidades, experimentamos emociones y mantenemos creencias, sino que les damos un sentido, desarrollamos actitudes hasta ellas y señalamos formas correctas e incorrectas de expresarlas y satisfacerlas. Tenemos necesidad de alimentarnos, pero no comemos cualquier cosa y de cualquier manera; asociamos el alimento con algo placentero y lo convertimos en fuente de gratificación (¿quién no comió un dulce para levantarse cl ánimo?), en ocasión social (¿acaso no comemos en las fiestas?), en un ritual (como en ciertos servicios religiosos), O aun en arte (el culinario). A través del mismo proceso, el impulso al aparcamiento y a la reproducción se convierte en matrimonio e institución familiar, el dominio de unos sobre otros en gobierno, etc.. A partir de aquí, la satisfacción de las necesidades en el hombre deja de tener un carácter meramente biológico y éstas pasan a definirse en términos socio culturales; con lo cual la realidad deja de estar constituida por un solo orden de fenómenos, la de los hechos, y adquiere una nueva dimensión de carácter normativo. Junto al orden de hechos que constituye la sociedad y el mundo que es, aparece otro orden de normas y valores que constituye el mundo y la sociedad que debe ser. DOS: La culturaAlrededor de los años cincuenta, el antropólogo inglés Colin Turnbull estuvo en la selva africana estudiando la vida y las costumbres de los piemeos”. Cuando finalizó su estudio, uno de ellos, particularmente inteligente y aventurero, llamado Kenge, le acompañó de vuelta. De pronto, llegaron manejando hasta un valle en medio del cual se veían, a lo lejos, un grupo de búfalos de agua pastando. Turnbull se los señaló a Kenge: “Mira, búfalos”, a lo que Kenge respondió con una carcajada: ¡Esos no son búfalos! Todos saben que los búfalos son animales grandes, pero aquellos son pequeñísimos!... Deben ser algún tipo de insectos.
Lo que Kenge vio, o mejor dicho, la forma cómo interpretó su percepción, tenía una relación estrecha con las experiencias de su medio cultural. Como veremos, la cultura ayuda al hombre a adaptarse a su medio natural y a interpretar el mundo en el que vive. Viviendo en la selva, en medio de grandes árboles, los pigmeos nunca habían tenido la experiencia de ver algo lo suficientemente lejano como para ver disminuir su tamaño con la distancia. En la medida en que nosotros también vivimos dentro de una cultura y tenemos una visión del mundo conformada por ella, debemos recurrir a este tipo de ejemplos, tomados de culturas muy ajenas, para poder darnos cuenta hasta qué punto resultamos modelados por nuestra herencia cultural. Y es que en principio, no nos damos cuenta de las peculiaridades de la cultura de la que participamos; nuestros modos de pensar, sentir, ver y hablar nos parecen «naturales», y tendemos a reírnos o a asombrarnos si en otros lugares, son distintos. Pero por más diferentes que sean entre sí las distintas sociedades, tanto incluso como la nuestra y la de los pigmeos del ejemplo anterior, aún así hay algo que tienen en común: todas las sociedades humanas tienen cultura, A veces estamos acostumbrados a Hamar «incultos» a los pueblos primitivos o las personas con bajo nivel de educación. Esto es incorrecto desde el punto de vista de las ciencias sociales; todos los pueblos, por más simples que nos parezcan, tienen una cultura, y muchas veces, más compleja que la nuestra en algunos aspectos. “La nuestra (...) es una cultura donde nadie se viste sólo por abrigo, nadie conduce un vehículo sólo para ir de un lugar a otro, nadie come sólo para alimentarse. La elección de la ropa que nos ponemos, de la comida que comemos, del auto que conducimos está connotada por nuestros valores y nuestras creencias, pero sobre todo, por el tipo de mensajes que queremos trasmitir a los demás. Entonces, el auto deja de ser sólo un auto, la comida, sólo comida y la ropa, sólo ropa; ahora son todos símbolos”. ”. Marrero, A., (1996), “Diez temas de Sociología...”, Montevideo, FCU, p. 13. ¿Qué es la cultura? Dos definiciones Tylor: «la cultura es un todo complejo que incluye los conocimientos, las creencias, el arte, la moral, las leves, las costumbres y otras capacidades adquiridas por el hombre como miembro de la sociedad». Redfield: La cultura es «un conjunto organizado de comprensiones convencionales manifestadas en artes e instrumentos y que, perdurando por medio de la tradición, caracterizan a un grupo humano». Tenemos aquí dos definiciones diferentes de cultura; la de Tylor, hace énfasis en los contenidos; la de Redfield, en sus características. Analicemos ambos aspectos. Características de la cultura a) La cultura es constitutiva, y forma parte indispensable del proceso de hominización. El ser humano en cuanto tal es, simultáneamente un ser biológico y cultural. La cultura, por eso, “constituye” a los humanos como especie y es indisoluble con la condición de ser humano. b) La cultura es adaptativa y puede considerarse como el medio específicamente humano a través del cual las sociedades y los grupos se adaptan a su medio físico. Las personas necesitan procurarse alimentos, comer, cobijarse, comunicarse entre sí, etc. pero dentro de ciertas condiciones determinadas por su medio natural. La cultura es el medio del cual se valen los grupos para hacer un mejor uso de los recursos que la naturaleza les ofrece para la satisfacción de sus necesidades. Los nativos de la selva podrán construir sus chozas con juncos, porque son abundantes y dan como resultado viviendas frescas; los esquimales harán sus iglúes con bloques de hielo, porque disponen de él en abundancia y es un excelente aislante térmico. Nosotros no podríamos usar ni lo uno ni lo otro: además de no ser materiales muy comunes, no tendrían mucha utilidad en nuestro clima. c) La cultura es aprendida, no es innata al hombre sino que éste aprende sus contenidos en contacto con los demás miembros del grupo. La gran variedad cultural se explica, justamente por la gran plasticidad del ser humano y su capacidad de responder de modos muy distintos a los mismos problemas adaptativos. Todos los pueblos debemos procurarnos alimentos y comerlos, debemos encontrar algún tipo de organización familiar donde los niños puedan ser cuidados hasta que se puedan valer por sí solos, tenemos que darnos alguna forma de autoridad y también todos debemos cuidar que el grupo se mantenga unido. Pero las formas como solucionamos esos problemas dependen de la cultura dentro de la cual nacemos y de la forma como nuestros mayores nos la trasmuten. d) La cultura es compartida por los miembros del grupo. En las sociedades pequeñas o muy simples, la cultura es uniformemente compartida por todos sus integrantes. Cualquier miembro de una tribu aborigen australiana es un cabal representante de su cultura: habla un idioma, profesa un conjunto de creencias religiosas, tiene una visión del mundo, etcétera, similar a cualquier otro integrante. En cambio, en sociedades más complejas la cultura, si bien es básicamente compartida, no es tan uniforme, y hablamos más bien de cultura dominante. Si elegimos al azar un uruguayo cualquiera, no podemos estar seguros antes de hablar con él, hasta qué punto comparte o no los rasgos dominantes de la cultura. Al interior de sociedades de rápido cambio y muy complejas es posible encontrar grupos cuyas creencias, valores y normas de comportamiento, son diferentes a los de la cultura dominante; en estos casos hablamos de subculturas. Pero cuando dichos valores y normas, no sólo son diferentes sino que son contradictorios con los de aquélla, usamos el término contracultura. Los movimientos hippies que proliferaron en la década de los 60 en las sociedades industrializadas, pretendieron poner en cuestión a toda la cultura dominante, y constituyeron sociedades en las cuales se ponían en práctica valores y normas totalmente distintos: se declaraban a favor de la paz y el desarme, proponían una diferente organización de la familia, rechazaban la sociedad de consumo y se oponían al uso indiscriminado de la técnica. e) La cultura es simbólica, tiene que ver con significados y comprensiones comunes más que con objetos. Algunas veces tendemos a centrar nuestra atención sobre los objetos que una cultura produce, y olvidamos que la mayor parte de dichos objetos no son más que formas de expresión de valores y creencias de esa sociedad. La cultura no son los objetos mismos sino lo que éstos representan. Esto se debe a que la mayor parte de los objetos y elementos que integran la cultura, no tienen un significado independiente de aquel que le otorgamos; los significados son convencionales. Simplemente, nos hemos puesto de acuerdo sobre ellos. Una guiñada, un silbido o un beso, pueden tener significados distintos en distintos contextos y culturas. El mejor ejemplo es el del lenguaje, que es un conjunto de símbolos creado artificialmente y totalmente convencional. Los símbolos que forman el lenguaje representan un objeto o una idea, y gracias a que todos compartimos esos significados es que podemos comunicarnos entre nosotros. Podemos darnos cuenta de que el lenguaje es convencional, ya que distintos pueblos se han puesto de acuerdo para llamar de distinta manera a las mismas cosas y entonces hablan distintos idiomas; incluso dentro de la misma sociedad, hay «jergas» o lenguajes especializados en los cuales algunos objetos e ideas se designan de maneras diferentes. Recapitulando, la cultura es constitutiva, adaptativa, aprendida, compartida por los miembros del grupo y simbólica. ¿Podrías dar más ejemplos de aspectos de tu vida cotidiana que cumplan con estas características? ¿Cómo está formada la cultura? En toda cultura podemos encontrar los siguientes elementos típicos: a) UN CONJUNTO DE CONOCIMIENTOS Y DE CREENCIAS, que nos da información acerca de cómo funciona el mundo y nos permite proveer de sentido a los fenómenos que ocurren y a nuestra propia existencia dentro de él. De lo dicho surge una distinción entre, por un lado, un conjunto de conocimientos de carácter empírico, que básicamente dan información sobre el mundo, y que en nuestra sociedad se encuentran dados por la ciencia y el sentido común; por otro, conocimientos de tipo existencial, que están dados principalmente por la filosofía, la religión, el horóscopo y muchos otros, y que sirven para explicar y dar sentido a problemas como el de la vida y la muerte, el sufrimiento, etc. Las sociedades difieren bastante en el tipo de conocimiento a través del cual explican e interpretan su experiencia cotidiana; sobre todo si comparamos pueblos muy distintos o muy separados en el tiempo. Pero no debemos simplificar las diferencias. Si bien es cierto que en nuestra sociedad disponemos de abundante conocimiento científico que nos permite explicar y predecir acontecimientos, en nuestra vida cotidiana hacemos uso más bien del sentido común o conocimiento vulgar, el que muchas veces contiene elementos mágicos. El evitar pasar por debajo de escaleras, el tener objetos que nos dan “buena suerte”, leer horóscopos, el creer en milagros, son elementos de nuestra vida diaria que, aunque no los veamos como tales, comportan la creencia en eventos Mágicos. Parte importante de los conocimientos de una sociedad se plasman en lo que llamamos cultura material, que es el conjunto de objetos fabricados por los hombres con fines de adaptación al entorno o expresivos: una computadora, un libro, una prenda de vestir, una escultura son ejemplos de ello. b) UN CONJUNTO DE VALORES que en cada sociedad señala lo que para ese grupo humano es deseable, lo que vale la pena alcanzar y lo que merece ser conservado. Aunque por lo general los valores culturales no rigen el relacionamiento diario entre las personas, sirven para inspirar las pautas de conducta aceptadas, las creencias y las normas sociales. Los valores compartidos sirven como parámetros en relación a los cuales juzgar las acciones y los comportamientos concretos de los miembros del grupo, y con los cuales cotejar los fines individualmente perseguidos. Valores como la democracia, la igualdad, la justicia, la libertad de expresión, etc. son bastante característicos de la cultura en nuestra sociedad y se puede decir que son los «valores dominantes». Esto no significa que no puedan existir otros valores, o aún, que no puedan existir grupos dentro de las sociedades que mantengan valores distintos a los dominantes. c) UN CONJUNTO DE NORMAS SOCIALES que rigen la relación entre los miembros de la sociedad y que se inspiran en valores sociales. Las normas pueden ser de distinto tipo, e ir desde simples costumbres o usos, hasta los llamados «mores», tales como el tabú del incesto o la prohibición de matar a otro miembro del propio grupo y que se consideran fundamentales para la supervivencia del grupo. En nuestras sociedades, los mores suelen encontrarse sancionados a través de las normas jurídicas de mayor jerarquía, como la Constitución y las leyes. En subgrupos o colectividades más pequeños, las normas tendrán un alcance más reducido, lo que no las convierte en menos imperativas. Dentro de una prisión, un internado, un hospital o una orden religiosa, las normas y valores del grupo probablemente configuren una subcultura que al sujeto se le presenta como mucho más imperativa que la cultura dominante. d) UN CONJUNTO DE MEDIOS DE EXPRESIÓN SIMBÓLICA. Ya dijimos que la cultura está más constituida más por símbolos que por objetos, y ya nos referimos al valor simbólico que casi cualquier cosa o hecho adquiere en el grupo humano. Conocer las producciones de una sociedad es, por lo tanto, una forma de conocer sus valores y Sus inquietudes. Los productos artísticos de una sociedad, como su música, su danza, su arquitectura, y Su orfebrería, son formas de expresión simbólica, y son medios útiles para comprender las preocupaciones y los placeres cotidianos de su gente. En el mismo sentido, una cultura que produce objetos mayormente utilitarios, también refleja los valores sociales que le son propios. Discutiendo el antropocentrismo, o el “chauvinismo humano”. Solemos insistir, con demasiada frecuencia, en que tal o cual aspecto de nuestra vida es “exclusiva de la especie humana”. No toleramos la idea de ser como los demás animales, y una y otra vez incluimos criterios de distinción con otras especies. Esto ha ocurrido también con el concepto de cultura. Lee el siguiente párrafo y escribe tus reflexiones. “Los chimpancés, por ejemplo, son animales muy culturales. Aprenden a distinguir cientos de plantas y sustancias y a conocer sus funciones alimentarias y astringentes. Así logran alimentarse y contrarrestar los efectos de los parásitos. Tienen muy poco comportamiento instintivo o congénito. No existe una “cultura de los chimpancés” común a la especie. Cada grupo tiene sus propias tradiciones sociales, (...) alimentarias, sexuales, instrumentales, etc. La cultura es tan importante para los chimpancés que todos los intentos de reintroducir en la selva a los chimpancés criados en cautividad fracasan lamentablemente. Los chimpancés no sobreviven. Les falta cultura. No saben qué comer, cómo actuar” (Mosterin, J., “Filosofía de la cultura”, Alianza, Madrid, 1993, p. 54). En cultura, ¿todo es relativo? La decoración de nuestros cuerpos es algo que forma parte de la cultura de los humanos: los pintamos, los cubrimos y los exhibimos de distintos modos, los perforamos para colgar adornos, los tatuamos, y hacemos lo posible para modificarlos con el fin de que se adapten a los gustos del momento o del grupo al que pertenecemos. Estos gustos, naturalmente, varían con el tiempo o dependiendo del lugar donde vivimos. Pensemos, por ejemplo, en las reglas del “buen vestir”: en ocasiones importantes, las normas del ceremonial y de la indumentaria, suelen estar, dentro de cada grupo, bastante bien definidas. Sin embargo, es seguro que nos asombraríamos bastante al comparar qué es “estar bien vestido” o “respetar el ceremonial” de una cultura a otra. Mientras en unos pueblos las personas se atavían con plumas, en otros se usan telas; mientras en algunos usan hojas de plantas y de árboles, en otros se usan fibras tejidas; mientras que para algunos es una regla el usar colores sobrios, en otros predominan los colores vivos. Aún dentro de la misma sociedad, y dentro de la misma familia, los criterios acerca de lo que puede ser “estar bien vestido” puede variar dramáticamente de abuelos a nietos, y eso, porque los dos pertenecen a distintos grupos culturales con diferentes gustos, estilos, y hasta cierto punto, también diferentes valores. También la televisión, el cine y el video nos han ayudado a ver diariamente las diferencias en la apariencia de las personas de distintos lugares, y ya nos hemos habituado a ver gente con atuendos muy variados. Sabemos que esos vestidos son propios de otros lugares y los respetamos como esperamos que se respete nuestro propio modo de vestir. Nos hemos acostumbrado a la diversidad cultural, la hemos aceptado, nos parece bien. En cuanto a la cultura parece cierto aquello de que “todo es relativo”. Pero a veces, las cosas no son tan sencillas. Es fácil cuando pensamos en modos de vestir, donde cada uno puede usar lo que le plazca; o cuando pensamos en comidas, y allí también, podemos comprender que otros pueblos encuentren gusto en comer hormigas y orugas, ya que nosotros encontramos gusto en comer sangre y vísceras de animales muertos. Pero... ¿es igual con todas las pautas culturales? ¿son todas igualmente aceptables? ¿es todo una cuestión de “gustos”? Una respuesta afirmativa a esta pregunta, lleva a lo que se denomina el “relativismo cultural”: Si todas las culturas son, en tanto tales, dignas de respeto, entonces todas las pautas culturales que emanen de esa cultura serían igualmente válidas y merecerían ser conservadas y defendidas. Nadie tendría el derecho de opinar sobre los modos de comportamiento de grupos. Sin embargo, esto no es tan sencillo. Veamos algunos problemas a los que nos enfrenta el relativismo cultural: ¿Debemos defender el trabajo infantil porque se practique en ciertos países? ¿Debemos permitir la ablación del clítoris porque sea una pauta cultural en algunas culturas africanas? ¿Debemos tolerar que se arroje a la pira funeraria del marido muerto a su mujer viva, porque es la tradición en India? El relativismo cultural nos priva, entonces, de defender la dignidad y la vida humana que en principio buscaba respetar. ¿Cómo superar el relativismo cultural? Como dice Antonio Ariño, además de los criterios subjetivos que usamos muchas veces para preferir ciertas pautas culturales antes que otras (por ejemplo, para optar entre orugas o chinchulines, o entre la jota y el candombe), existen criterios éticos y técnicos que nos permiten preferir algunas pautas y oponernos a otras. El simple reconocimiento de la igualdad de todos los seres humanos y de la dignidad del otro, nos impide defender pautas que las vulneren. Si de verdad respeto al otro, y de verdad creo que es igual a mí, no podré tolerar que sea víctima inocente de su grupo, por más que exista una pauta cultural que así lo indique. Consideremos la viuda obligada a arder en la misma pira funeraria de su marido. ¿Respetaré tanto a los hindúes como para hacer que algunos de ellos paguen con su vida el respeto de su cultura? Desde un punto de vista ético, el valor de la vida humana está por encima de la pauta cultural. Pero también hay criterios técnicos. Ante una apendicitis ¿es equivalente una intervención quirúrgica a la intervención de un hechicero? ¿Si te encontraras en una situación así, ¿qué elegirías? ¿y sería sólo por una cuestión de pertenencia “cultural”? ¿o porque sabes que desde un punto de vista científico y técnico, son muy superiores las probabilidades de seguir vivos después de una operación quirúrgica realizada por un buen cirujano? La dimensión evolutiva de los procesos culturales también juega un papel importante en las opciones por unas O por otras pautas. Esto no quiere decir que la evolución sea inevitable, pero hay procesos culturales que, una vez que se producen, son irreversibles o muy difíciles de revertir. Por ejemplo, hace veinte años, es posible que yo estuviera escribiendo este libro con una máquina de escribir. Hace doscientos años, se escribía con tinta y pluma. Hoy en día, ¿quién usaría esos medios técnicos, existiendo la computadora y el procesador de textos? Por otro lado, hace doscientos años, muy pocos jóvenes de tu edad estaban todavía estudiando. Hoy en día, el seguir estudiando es cada vez menos, una cuestión de libre elección, para convertirse en una especie de requisito de adaptación a un mundo que cambia muy rápido. Como vemos, el relativismo cultural nos lleva a un callejón sin salida. Al poner todas las pautas culturales en pie de igualdad, y sostener que todas son igualmente válidas, termina sosteniendo que todas son, al fin y al cabo, igualmente infundadas y arbitrarias. Pero sobre todo, el relativismo nos priva de utilizar criterios éticos y científicos para preferir aquellas pautas que pueden mejorar las condiciones de desarrollo de la dignidad y de la vida de las personas, no importa de qué sexo, color, o edad sean. Fuente: Marrero, Adriana. Introducción a la sociología. FCU, Montevideo, 2008.
Módulo II: Individuo, sociedad y cultura
Texto II-1: Sociedades humanas y sociedades animales UNO: Cultura y sociedad
Entre los conceptos más utilizados en sociología figuran los de Cultura y Sociedad, que analizaremos en este capítulo. Cuando utilizamos el término "cultura" en la conversación diaria, generalmente lo consideramos equivalente a "los aspectos más elevados de la mente", como el arte, la literatura, la música y la pintura. Tal como lo emplean los sociólogos incluye tales actividades, pero también otras. La cultura tiene que ver con las formas de vida de los miembros de una sociedad o de sus grupos. Incluye el modo de vestir, las costumbres matrimoniales y la vida familiar, las pautas laborales, las ceremonias religiosas y los pasatiempos.
"Cultura" se distingue conceptualmente de "sociedad", pero existe una estrecha relación entre ambos conceptos. Una sociedad es un sistema de interrelaciones que vincula a los individuos. En este sentido, Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos, por ejemplo, son sociedades compuestas por millones de personas pero, como veremos en el siguiente capítulo, otras sociedades son mucho más pequeñas. Ninguna cultura podría existir sin sociedad pero, del mismo modo, no puede haber una sociedad carente de cultura. Sin cultura no seríamos en absoluto "humanos", en el sentido en que normalmente entendemos este término. No tendríamos una lengua en la que expresarnos ni conciencia de nosotros mismos y nuestra habilidad para pensar y razonar se vería considerablemente limitada. ¿,Hasta qué punto se diferencia el ser humano de los animales por este tipo de características? ¿De dónde proceden nuestros rasgos puramente "humanos"? ¿Cuál es la naturaleza del ser humano? DOS: La especie humana
Charles Darwin, pastor de la Iglesia de Inglaterra, publicó su obra El origen de las especies en 1859, después de dos viajes alrededor del mundo a bordo del buque de la armada británica Beagle. Partiendo de minuciosas observaciones de las distintas especies animales, Darwin elaboró una visión del desarrollo de los seres humanos y de los animales muy distinta de las mantenidas hasta entonces. Después de él quedó eliminada la posibilidad de que, como había sido frecuente en el pasado, se creyera en la existencia de seres mitad bestias y mitad humanos. Darwin aspiraba a encontrar una continuidad de desarrollo entre los animales y los seres humanos. Según él, nuestras características humanas emergieron de un proceso de cambio biológico que se remonta a los orígenes de la vida en la Tierra, hace más de tres mil millones de años. La visión que Darwin tenía de los humanos y de los animales era para muchos más difícil de aceptar incluso que la de las criaturas mitad bestia mitad hombre. Puso en acción tina de las teorías más debatidas, y también más convincentes, de la ciencia moderna: la teoría de la evolución.
La evolución Según Darwin, el desarrollo de la especie humana se produjo como resultado de un proceso aleatorio. En muchas religiones, incluida la cristiana, se considera que los animales y los seres han sido creados por voluntad divina. La teoría evolucionista, por el contrario, cree que el desarrollo de las especies animales y de la humana carece de intencionalidad. La evolución es resultado de lo que Darwin llamó selección natural. La idea de la selección natural es sencilla. Todos los seres orgánicos necesitan para subsistir alimentos y otros recursos, tales como protección frente a las inclemencias del tiempo; sin embargo, no existen suficientes recursos para mantener a todos los tipos de animales que existen en un momento dado, ya que su prole es más extensa que la que el medio es capaz de alimentar. Los mejor adaptados al medio sobreviven, mientras que otros, menos capaces de soportar sus adversidades, perecen. Algunos animales son más inteligentes, más rápidos o tienen una mayor agudeza visual que otros. En la lucha por la supervivencia poseen ventaja sobre los menos dotados, viven más tiempo y son capaces de procrear, transmitiendo sus cualidades a las generaciones siguientes. Han sido "elegidos" para sobrevivir y reproducirse. Existe un proceso continuo de selección natural debido al mecanismo biológico de la mutación, que es un cambio genético aleatorio que altera las características de algunos individuos de una especie. La mayor parte de las mutaciones son o bien perjudiciales o bien inútiles en cuanto a su valor para la supervivencia, pero algunas proporcionan al animal una ventaja competitiva sobre los demás: los individuos que poseen los genes mutantes suelen sobrevivir a costa de los que carecen de ellos. Este proceso explica tanto los cambios menores dentro de una especie como las grandes transformaciones que conducen a la desaparición de especies enteras. Por ejemplo hace muchos millones de años los reptiles gigantes habitaban diversas regiones del mundo. Su tamaño se convirtió en un inconveniente, al sufrir otras especies menores mutaciones que les proporcionaban una mayor capacidad adaptativa. Los primeros ancestros de los humanos se encontraban entre estas especies. Seres humanos y simios Hoy día está generalmente admitido el hecho de que la vida tuvo su origen en los océanos. Hace unos cuatrocientos millones de años aparecieron las primeras criaturas terrestres. Algunas de ellas evolucionaron hasta convertirse en grandes reptiles que, posteriormente, fueron desplazados por los mamíferos. Los mamíferos son criaturas de sangre caliente que se reproducen mediante relaciones sexuales. Aunque los mamíferos eran de un tamaño mucho menor que los grandes reptiles, eran más inteligentes y ágiles. Los mamíferos tienen una mayor capacidad de aprendizaje por medio de la experiencia que otros animales y esta capacidad ha alcanzado su máximo desarrollo en la especie humana. Los seres humanos pertenecen a un grupo de mamíferos superiores, los primates, que aparecieron hace unos setenta millones de años. Nuestros parientes más cercanos entre las especies animales son el chimpancé, el gorila y el orangután. Se dice que, al conocer la interpretación darwiniana de la evolución, la esposa del obispo de Worcester dijo: "¿Descendientes de los monos? Querido, esperemos que no sea cierto. Pero, si lo es, ojalá no se difunda la noticia". Como muchos otros desde entonces, malinterpretó lo que supone la evolución. Los seres humanos no descienden de los monos, sino que ambos han evolucionado a partir de especies mucho más primitivas que vivieron hace muchos millones de años. [...] Instintos y necesidades biológicas La mayoría de los biólogos y sociólogos comparten la idea de que los seres humanos no tienen "instintos". Tal afirmación contradice no sólo la hipótesis de la sociobiología sino también lo que la mayoría de la gente cree. ¿Acaso no hay muchas cosas que hacemos de un modo "instintivo"? Si alguien da un golpe, no parpadeamos o nos asustamos instintivamente? De hecho, éste no es buen ejemplo de instinto si el término se emplea con precisión. Para la biología y la sociología, un instinto es una pauta de comportamiento compleja y determinada genéticamente. Los rituales de cortejo de muchos animales inferiores se consideran instintivos en este sentido. El espinoso (un pequeño pez de agua dulce), por ejemplo, tiene un complicado sistema ritual que deben seguir tanto el macho como la hembra para que se produzca el apareamiento (Tinbergen, 1974). Cada pez produce una elaborada serie de movimientos a los que responde el otro, dando lugar a una compleja "danza de apareamiento". Se trata de una pauta genética para el conjunto de la especie. Un guiño o un rápido movimiento con la cabeza, como respuesta espontánea y anticipada a un golpe, son actos reflejos y no un instinto. Son respuestas simples, no una elaborada pauta de comportamiento, y no se consideran "instintivas" en sentido técnico. Los seres humanos nacen con una serie de reflejos básicos como la reacción de guiñar el ojo y la mayor parte de ellos parecen tener un valor de supervivencia evolutivo. Los bebés humanos, por ejemplo, succionan un chupete o cualquier otro objeto similar. Un niño pequeño alza los brazos en busca de apoyo cuando pierde repentinamente el equilibrio y retira la mano bruscamente cuando toca una superficie muy caliente. Es obvio que cada de estas reacciones es útil para adaptarse al medio. Los seres humanos tienen además una serie de necesidades biológicas. Nuestra necesidad de alimento, bebida, sexo y de ciertos niveles de temperatura corporal tiene un fundamento orgánico, pero el modo en que estas necesidades se satisfacen o se manejan varía enormemente en cada cultura y dentro de ellas. Por ejemplo, todas las culturas suelen tener una forma de cortejar establecida pero, aunque esto se relaciona con la naturaleza universal de las necesidades sexuales, su expresión en diferentes culturas -Incluyendo el mismo acto sexual- varía enormemente. La posición habitual para el acto sexual en la cultura occidental es con la mujer tumbada boca arriba y el hombre encima de ella. Esta posición se considera absurda en otras sociedades, en las que es posible que el acto se realice yaciendo lateralmente, o con la mujer encima del hombre, o el hombre contra la espalda de la mujer, o en otras posiciones. Por tanto, la forma que tienen las personas de satisfacer sus necesidades sexuales responde a un aprendizaje cultural y no a una determinación genética. Además, los humanos pueden anular sus necesidades biológicas con unos medios que no parecen tener paralelo entre los animales. Los místicos religiosos son capaces de ayunar durante largos períodos. Los individuos pueden optar por el celibato durante toda su vida adulta o parte de ella. Todos los animales, incluyendo a los seres humanos, tienen una tendencia hacia la auto conservación pero, a diferencia de otros animales, los humanos pueden actuar deliberadamente en contra de esa tendencia, arriesgando su vida al practicar el montañismo u otras arriesgadas actividades, e incluso suicidándose. Fuente: Giddens, Anthony. Sociología. Alianza Editorial, España, 2000. Videos
#1 - 2001: Odisea espacial (Stanlick Kubrick, 1968) [Corto]
#2 - 2001: Odisea espacial (Stanlick Kubrick, 1968) [Largo]
#3 - Sociedades humanas y sociedades animales
Monolito de 2001: Odisea espacial |
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Octubre 2020
AutorLeonardo Pittamiglio |