Georg Simmel: una sociología de las formasCuando los estudiantes se encuentran por primera vez con la sociología, invariablemente oyen hablar de los tres gigantes (Marx, Durkheim y Weber) a los cuales hemos mencionado en varias ocasiones en este libro. Es posible que oigan algo de un cuarto «teórico fundador» —Simmel (1858-1918)— pero raramente lo estudiarán con detalle. No obstante su influencia ha sido muy profunda. Simmel adoptó un enfoque hacia la sociología característico y de gran alcance, estudiando muchos aspectos desde el dinero y el género hasta las ciudades y los «extranjeros». Veía la sociedad como interacción, y estaba convencido de que la tarea del sociólogo consistía en estudiar las redes interactivas en las que entraban a formar parte las personas. [...] Simmel inventó un estilo de sociología conocido como sociología formal: una sociología que estudia las formas de interacción que subyacen a la sociedad. Para ello, distinguió entre contenido y forma. La vida social trata del contenido en la medida en que estudia aspectos tales como el matrimonio, la guerra, la educación y el consumo de drogas. Pero para que la sociología sea sistemática necesita algo más que los estudios de pequeñas áreas de la vida social y sus contenidos. Necesita reconstruir los procesos sociales subyacentes, comunes a todas las áreas de la vida social. Por ejemplo, un proceso relativamente frecuente es el conflicto. El investigador puede analizar los matrimonios, las guerras, la educación y el consumo de drogas y, por lo general, encontrará elementos de interacción social que involucran conflicto. Los sociólogos, en fin, deben no solo estudiar los contenidos sino también las formas. Fuente: Macionis, John J. y Plummer, Ken. Sociología. Pearson Educación, Madrid. 2011. El individuo y la sociedad: Las formas y los contenidos de la sociedadGeorg Simmel nació en Berlín en 1858 y murió en Estrasburgo en 1918. Pese a haber sido ignorado por el mundo académico de la época, la obra que Simmel dejó escrita entre finales siglo XIX y principios del XX, lo colocan en el mismo nivel a de los conocidos padres de la sociología (Marx, Durkheim y Weber). Desarrolló una sociología macrosociológica de las formas de la sociedad al tiempo que una microsociología de los contenidos de la sociedad. Simmel, como Weber, parte de las interacciones individuales a la hora de definir a la sociedad. Cree que son los individuos en sus acciones recíprocas las que crean las estructuras sociales que se superponen encima de ellos. El individuo parte de la libertad creativa, que Simmel asocia a los contenidos de la sociedad, pero inconscientemente crean una red de formas de la sociedad como el conflicto, la dominación y las normas, a las que luego termina sometido. Los seres humanos son quienes crean la sociedad, y no la sociedad quienes crean al individuo. De una manera similar al pensamiento de Marx, que piensa la sociedad en términos dialécticos y de conflicto, Simmel hará lo propio cuando piensa en la relación entre individuo y sociedad. La manera en que la sociedad logra la cohesión de los individuos es a través de las formas de la sociedad, que mediante la aplicación de modelos y reglas logra socializar, normalizar, institucionalizar y estandarizar la vida exterior y particular de los individuos. Simmel reserva al individuo una interioridad, una vida íntima, como un contenido de la sociedad que se halla en conflicto contra las formas de la sociedad que él mismo, paradójicamente, ha creado. Si las formas de la sociedad responden al orden social, los contenidos de la sociedad refieren a la libertad individual. Debido a ello, es que Simmel no considera a la sociedad como una realidad exterior, estática o permanente, sino como un proceso emergente (es decir, a una creación que parte de las interacciones individuales). Los contenidos de la sociedad son para Simmel los sentimientos, los intereses, los impulsos y los objetivos de los individuos. De este hecho es que Simmel concluye que los individuos, pese a que hayan creado formas de la sociedad que se independizan de ellos mismos, siempre se encontrarán en conflicto contra ellas. Las formas de la sociedad, dirá Simmel, nunca terminarán por consolidarse debido a este perpetuo conflicto con los contenidos de la sociedad, es decir, con el individuo. Toda forma social tiende al cambio, porque el individuo siempre se haya en conflicto con ella. El dinero, una de las formas de la sociedad por excelencia, es uno de los mejores ejemplos de la sociología de las formas y los contenidos de Simmel. Los individuos, movidos por sus intereses (por los contenidos de la sociedad) se vieron necesitados del comercio del trueque para intercambiar los productos que tenían en exceso por productos de los que carecían. Luego de desarrollar esta actividad, para sustituir al trueque inventaron el dinero (o sea, crearon una forma de la sociedad). Simmel concluye que luego de esta operación, el dinero adquiere vida propia, se independiza de sus creadores, y termina por transformar y dominar la vida de los individuos. Fuente: Leonardo Pittamiglio en base a Montoussé, Marc; Renouard, Gilles. Cien fichas para aprender sociología. Ed.: Vicens-Vives. Barcelona [España], 2001. El conflicto individuo-sociedad en el pensamiento de Georg SimmelEl pensamiento contractualista partía del individuo y su estado de naturaleza, la sociedad se deducía de aquel mediante la creación de un contrato, renunciando el individuo a la libertad de tal estado se subsumía a la autoridad social. Durante el siglo XIX autores como Émile Durkheim dentro del paradigma positivista, comienzan a pensar la relación individuo-sociedad de una manera distinta. Los hechos sociales eran el objeto de estudio de la sociología otorgándole una jerarquía fundamental a la sociedad. En este sentido, definía a la sociedad como una realidad “sui generis” que excedía al conjunto de los individuos imponiéndose sobre ellos a través de la coerción y coacción. Durkheim partía del modo inverso al de los contractualistas, la sociedad era ahora el punto de partida para explicar las configuraciones universales. Pero esta forma dominante de pensamiento científico comienza a resquebrajarse hacia fines del siglo XIX y principios del XX dando lugar a nuevas corrientes que pretenden comprender el sentido de las acciones sociales y repensar el rol del individuo. En esta de crisis del positivismo se ubica el pensamiento de Georg Simmel (1858-1918) [...]. Formas de la sociedad y Contenidos de la sociedad Simmel reivindica a la sociología como ciencia capaz de ser autónoma por medio de la distinción forma/contenido proponiendo una nueva forma de pensar nuestra ciencia. Si bien a lo largo de su obra pueden registrarse diferentes temáticas que hacen a su pensamiento, es evidente que existe una preocupación importante por la relación individuo/sociedad caracterizada como una tensión fundamental de “lo social”. Las preocupaciones de la sociología van a reflejar el contexto de una determinada época marcada por el avance de la sociedad sobre el individuo. ¿Cómo es posible lo sociedad? Simmel entiende la sociedad como una configuración dinámica de factores determinada por las acciones reciprocas entre los hombres, la sociedad aparece como el producto de la multiplicidad de individuos socializándose y ello explica la determinación primordial del individuo: el estar socializado. El concepto de sociedad aparece como estático e hipostasiado, con lo cual es preferible definir el objeto de la sociología mediante la noción de socialización que se focaliza en el estudio de los efectos y acciones reciprocas entendiendo el carácter construido de lo social. A su vez, es de vital importancia destacar que la sociología se enfoca en estudiar las formas que adquieren las acciones reciprocas aislándola de los contenidos ya que refieren a una dimensión asocial relacionada a los impulsos, fines y propósitos que son estudiados por la psicología. [...] Resistencia a la consolidación de las Formas de la sociedad Simmel nos llevaría a pensar que efectivamente el individuo puede soportar la presión de la sociedad reservándose una esfera íntima depositada en su interioridad singular. De cualquier manera, el autor no pretende caer en una ingenuidad conceptual, por eso mismo destaca al individuo como creador y miembro de la sociedad. Este no se encuentra por fuera de la sociedad pero tampoco es un autómata receptivo incapaz de valorizar su individualidad y actuar autónomamente. “De la misma manera, en calidad de seres sociales, no vivimos en derredor de un centro autónomo, sino que en cada momento estamos formados por relaciones recíprocas con otros,..” (Simmel, G.) De este modo, el autor nos invita a pensar la tensión que recupera este trabajo, el individuo aparece como ser social porque la realidad del hombre no puede escindirse en social o individual, existe una simultaneidad de determinaciones que conforma una unidad ineludible. El individuo es entonces, a la vez parte y todo, singularidad y producto de la sociedad, interioridad y exterioridad como formas del hombre. Fuente: Ramiro Perez Ripossio (2013). El conflicto individuo-sociedad en el pensamiento de Georg Simmel. X Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. Simmel en sus propias palabrasLos problemas más profundos de la vida moderna se derivan de la demanda que antepone el individuo, con el fin de preservar la autonomía e individualidad de su existencia, frente a las avasalladoras fuerzas sociales que comprenden tanto la herencia histórica, la cultura externa, como la técnica de la vida. Fuente: Simmel, Georg. La grandes urbes y la vida del espíritu (El individuo y la libertad, 1903). Barcelona, Península, 1986. Video: King Vidor, El manantial (1959)
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Octubre 2020
AutorLeonardo Pittamiglio |