Spencer: la supervivencia de los mejoresQuizá la afirmación más famosa del filósofo inglés Herbert Spencer (1820-1903) fue que el paso del tiempo es testigo de «la supervivencia de los mejores». Muchas personas asocian esta frase inmortal con la teoría de la evolución de las especies propuesta por el naturalista Charles Darwin (1809-1882). Sin embargo, fue Spencer quien acuñó esta expresión para referirse a las sociedades humanas y no a las especies animales. En esta expresión no solo encontramos un ejemplo del análisis estructural funcionalista, sino también una corriente de pensamiento, bastante controvertida pero muy popular en el siglo XIX, que defendía que se puede explicar el funcionamiento de la sociedad utilizando los conceptos y las teorías de la biología. Las ideas de Spencer, que dieron lugar a lo que se llamó «darwinismo social», se basaban en la tesis de que si se deja que las personas compitan libremente, los más inteligentes, ambiciosos y esforzados terminarán destacando sobre los demás. Spencer estaba a favor de una competencia sin trabas de ningún tipo, bajo la idea de que, permitiéndose así el predominio de los mejores, la sociedad experimentaría desarrollos y mejoras continuas. Según Spencer, una sociedad estará en mejor disposición de premiar a sus miembros más capacitados si se permite que la economía de mercado funcione libremente y sin interferencias del Estado. Las políticas de bienestar o de redistribución de la riqueza implican lastrar el desarrollo de una sociedad, según Spencer, ya que suponen desviar recursos a los más débiles o a los miembros menos valiosos de la sociedad. Afirmaciones de este tipo le valieron el aplauso de los ricos y de los empresarios, que encontraron en su obra una justificación científica de su situación privilegiada y una defensa del gran capital y del libre mercado. De hecho, John D. Rockefeller, propietario de un enorme imperio financiero que incluía el control de la industria petrolífera, a menudo dedicaba sus charlas en la escuela dominical a inculcar a los niños el darwinismo social y hacerles ver el nacimiento de los grandes imperios económicos como el resultado natural del triunfo de los mejores. Pero no todo el mundo identificaba la sociedad con una jungla en donde todos y cada uno de sus miembros actúan según el dictado de sus intereses egoístas. El darwinismo social fue perdiendo influencia entre los científicos sociales. En versiones o formas distintas, sin embargo, el darwinismo social sigue ejerciendo cierta influencia entre los sectores políticos más conservadores. Desde el punto de vista de la sociología contemporánea las ideas de Spencer han sido muy atacadas. Se ha señalado, por ejemplo, que las capacidades de los individuos no pueden explicar por completo el éxito social y personal. Muchos sociólogos tampoco están de acuerdo con la idea de que premiando a los ricos y poderosos toda la sociedad vaya a beneficiarse con ello. Hoy en día muchas de las ideas de Spencer parecen tan crueles e inhumanas que no merecen ser defendidas. Fuente: Macionis, John J. y Plummer, Ken. Sociología. Pearson Educación, Madrid. 2011. Reseña crítica de Herbert Spencer. Para una visión más positiva de la obra de Spencer, puedes leer Herbert Spencer (1985) de Jonathan Turner, alguna de sus obras como El hombre contra el Estado (1884). Resumen del libro
Los cuatro ensayos que componen El hombre contra el Estado veían la luz por primera vez en 1851 bajo el título de Estáticas sociales, adquiriendo su forma definitiva en 1884. Esta ora, fundamental para entender el desarrollo moderno de la filosofía de la libertad, deja claro que la sociedad debe organizarse sobre la base de la cooperación voluntaria. De alguna manera, Herbert Spencer sienta en estas páginas los cimientos del individualismo frete al estatismo, ase de buena parte de las doctrinas colectivistas. El hombre contra el Estado defiende la reducción del poder estatal sobre el individuo a un mínimo absoluto como única vía para el ascenso del poder social. A ojos de Spencer, el papel del Estado debería limitarse a facilitar el acceso a una justicia barata; castigar aquellos crímenes contra la persona o la propiedad que atenten contra el llamado sentido común de la humanidad; o velar por el cumplimiento de los contratos firmados entre partes.
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Octubre 2020
AutorLeonardo Pittamiglio |